Uno. Y otro. Y otro más. Y tiene 23 años. Su lista de títulos es tan larga como envidiable. Todo un lujo que se ha labrado desde bien pequeña, con trabajo, dedicación y talento, mucho talento. Es difícil destacar una cualidad innata sobre el 40x20 del fútbol sala, pero María Sanz es una jugadora tan completa que pronto le echó el guante el poderoso Futsi Atlético Navalcarnero de Primera División. Entonces hasta se asustó al descolgar el teléfono del presidente, pero para allá que se fue para triunfar.

Desde aquel día de verano del 2015, María solamente, y entiéndase el carácter irónico del adverbio, ha levantado al cielo dos títulos de Liga (y ya veremos si tres), dos Copas de Europa, tres Copas de España, tres Supercopas y se quedó a las puertas de lograr la Intercontinental. Todo ello siendo parte fundamental desde el puesto de cierre. Y esos títulos tienen algo en común: no falla la bufanda del Intersala. Su Intersala del alma que siempre le acompaña.

Comenzó a jugar por el empuje de su padre, que era portero, pero a María le iba más la opción de batir a su progenitor que seguir sus pasos bajo palos. Al final de su etapa en el colegio se apuntó al equipo y ya dio el salto al Intersala, donde fue estandarte de una generación de oro que fue campeona o subcampeona de España de todas las categorías e incluso estuvo cerca de subir a Primera División absoluta junto, por ejemplo, a la campeona de Europa Irene Samper. Ya se intuía de lo que podía ser capaz otro de los enormes talentos del fútbol sala femenino que hay en Aragón.

Entonces, «casi al final del verano ya me había matriculado en la carrera (ingeniería química) y había dado el sí al Intersala y cuando me llama el Futsi… ¡que se pare el mundo!», relata. De hecho, hasta se asustó: «Le colgué al presidente. No tenía el número y pensé que era un típico gracioso que llamaba, así que lo cogió mi amiga y, al decir que era el presidente del Atlético, me pasó el teléfono y le dije que en cinco minutos le llamaba». Entonces había que tomar una decisión: «Era importante y no lo tenía claro, pero era la mejor opción para cumplir mi sueño. Había que salir de casa, club nuevo, ciudad nueva y gente nueva, pero me arriesgué porque hay trenes que solo pasan una vez e hice bien», reflexiona.

Eso sí, al principio se quedó impresionada del nivel que había y hay en el Futsi, un equipo de primera línea mundial sin duda: «Al principio estaba más cortada y pensaba que cómo iba a entrenar con esta gente. Sin menospreciar a nadie, el nivel de entrenamiento es el más alto de la Liga, es muy difícil entrenar y eso hace mejorar. Y en los partidos las tienes al lado, lo cual ayuda muchísimo», cuenta.

Ahora deportivamente llevaba casi dos años mágicos y, lamentablemente, hay que hablar en pasado por la paralización de la competición por el coronavirus. Vencieron la Liga del curso pasado «sin apenas poder perder y ha sido uno de los mejores títulos que he logrado» y, en este curso, tras el mazazo de caer en la Supercopa contra el Burela, hubo conjura: «Veníamos de caer en la Copa en los penaltis, teníamos muchas ganas y nos salió mal. Debíamos volver a ser nosotras y hemos salido a todos los partidos muy enchufadas». Y tanto que sí, 23 partidos, 23 victorias y, muy de largo, el equipo más goleador del campeonato. Habrá que esperar a ver si son tres Ligas ganadas pues o no. De todos modos, como momento especial, se queda con la Copa de Cádiz del 2018. «Es un fin de semana, estás con el equipo, es otro ambiente y te centras solo en eso. Es el que más me ha marcado», afirma.

En cuanto a sueños, «tengo muchos», reconoce, pero concretando más, «sobre todo seguir ganando, aprendiendo y en algún momento quiero ver al Intersala en Primera». También está presente ir a la selección española, pero «soy joven, me queda mucho y no me preocupo por eso, la verdad, pero sería bonito», asegura. Y por último, que el fútbol sala femenino siga creciendo: «Vemos que va mejor y se nota a nivel de visibilidad, porque ya hay streaming en casi todos los partidos de otros equipos y hace años era imposible, pero falta que un patrocinador importante apueste. La gente no sabe que existe el fútbol sala femenino y se engancharían. Falta un empujoncito», finaliza.