A Alejandro Valverde que nunca le recuerden su pelea personal por abrir un chubasquero y colocárselo para protegerse del aire y del frío en el descenso de Sierra Nevada. Allí perdió una Vuelta, en el 2006, que tenía ganada. No la entregó por falta de fuerzas, ni por no aguantar el ataque de un rival subiendo a la famosa montaña granadina. Se la dio a Alexander Vinokurov, hoy mánager del conjunto Astana, porque se le fue en la bajada. El kazajo abrió el suficiente hueco en la ancha carretera que conducía a Granada, mientras Valverde, entonces vestido de dorado, no le pudo seguir. Noqueó al murciano y ganó la carrera en Madrid.

La Vuelta vive su fin de semana por las cumbres de Andalucía; hoy, en La Pandera, en Jaén, la montaña de los olivos, y mañana a Sierra Nevada, tal vez la más carismática de las cimas andaluzas y una de las más famosas en la historia de la ronda española.

Quién le iba a decir a Álvaro Pino, por ejemplo, por allá 1986, que en Sierra Nevada salvaría una victoria en la Vuelta para la que no contaba como máximo favorito pues tenían más galones como candidatos Pedro Delgado, vencedor el año anterior, Laurent Fignon, Sean Kelly, ganador dos años más tarde. y Robert Millar, un magnífico escalador escocés que después decidió cambiar de sexo y convertirse en Philippa York.

Sierra Nevada, por Monachil, por el denominado alto Hoya de la Mora, ha visto historias increíbles, de vencedores y vencidos. Vio a José María Jiménez, El Chava, como todos lo llamaban, fallecido en el 2003 -la mala vida y las malas relaciones- a punto de retirarse, a las puertas de subirse al coche escoba, reaccionar casi por arte de magia y comenzar a superar corredores, fuera de sí, para colocarse en cabeza de carrera. Solo se le escapó Yvon Ledannois, hoy director del conjunto BMC. Y hasta días después, ya a las puertas de Madrid, se impuso en la llegada a Los Ángeles de San Rafael. El Chava fue único en su especie, capaz de lo más grande, de subir montañas como pocos han hecho antes y después, a sucumbir de la forma más inesperada.

Con el sueño de subir algún día a lo más alto de Sierra Nevada, al pico Veleta, a más de 3.000 metros de altitud, Sierra Nevada siempre será la llorada montaña en la que murió Xavier Tondo, el 23 de mayo del 2011. Falleció mientras se disponía a preparar el Tour como líder del Movistar. Absurdamente, cuando se disponía a salir a entrenar, yendo en coche los primeros kilómetros, se quedó atascada la puerta del aparcamiento donde guardaba el vehículo, que se movió y le cortó el cuello. Una muerte absurda en la cima granadina.

Tondo pudo haber sido toda una estrella. Sierra Nevada es historia de la Vuelta. Mañana se presentará con solo 129 kilómetros de los que gustan a Alberto Contador para organizar sus encerronas particulares. Ayer, en la segunda llegada al esprint de la ronda, ganó otra vez Matteo Trentin.