Hoy es un día para creer, para pensar que la esperanza es lo último que se pierde, para tener paciencia, convicción y afán por entrar en la historia. Hoy es el día en el que el CAI, un club de baloncesto con un recorrido social impresionante, se va a encontrar por primera vez entre la espada y la pared y ante una situación que, irremediablemente, une cualquier posibilidad de éxito a la victoria contra el Granada. En un escenario de dificultad máxima, con la serie 2-0 en contra después del varapalo del pasado fin de semana, el CAI necesita el triunfo para evitar la eliminación, para alimentar con argumentos un reto con dibujo de milagro y para volver a creer que el ascenso no es un sueño imposible.

Por la larga lista de méritos del Granada y por una serie de desaciertos encadenados del CAI, la ACB se ha alejado de Zaragoza a una distancia excesiva. Ahora, la complejidad del reto es altísima, casi un acto de fe. Sin embargo, es posible. Y a la física es a lo que se agarra el equipo, que no tendrá bajas esta noche. A la física y a que el Granada baja su nivel fuera.

Las leyes de los playoffs han situado al CAI ante la obligación de hacer una hombrada, una remontada épica para hacer realidad el deseo de una afición entusiasta y de respuesta mayúscula, que hoy de nuevo abarrotará el pabellón. Y, para entender que no es inviable, que la causa no es ficticia ni está perdida, el equipo necesita entrar en el partido convencido de sí mismo y convencer con su juego y su respuesta a las 11.000 personas que llenarán el Príncipe Felipe.

BATALLA PSICOLOGICA Las dos derrotas han sentado como una bofetada dolorosa en el vestuario. Nadie las esperaba. En los dos primeros partidos, el CAI jugó por debajo de su nivel en intensidad defensiva, en acierto en ataque y en mentalidad ganadora. Se derritió ante la grandiosidad de la cita. Hoy no puede pasar. La primera piedra que la plantilla debe poner para superar al Granada es la psicológica: creerse capaces y manifestarlo en la pista. Por eso, el inicio del partido será trascendental.

Tanto, como la respuesta global del equipo, de su compromiso y, por supuesto, de su calidad de juego. Hoy más que nunca el CAI necesita a cada jugador en su mejor versión. Los necesita a todos en perfecto estado y en el mismo momento.

CLAVES Y determinante será que Diego se adueñe del partido, que Lescano brille con luz propia, que Esmorís resucite tras un playoff horroroso, que Ordín, McGhee (que no debería emparejarse con Hill) y Fernández se ausenten, y que el CAI defienda al máximo nivel y controle el rebote para poder jugar con su estilo más fiable: rápido, con canastas fáciles y eludiendo el ataque estático, donde el equipo se pierde en el desgobierno y deja al descubierto las limitiaciones técnicas y tácticas que lo debilitan.