Como siguiendo el eslogan de una chocolatina, la NBA vuelve este fin de semana a darse su respiro. En mitad de otra de sus durísimas temporadas que retan el aguante de cualquier cuerpo humano --aunque sea el de un deportista de élite--; la liga más competitiva, industrial, espectacular y crecientemente internacional del mundo celebra desde ayer en Los Angeles su fin de semana de las estrellas.

Están prácticamente todas: desde los novatos más brillantes de los últimos lustros, LeBron James y Carmelo Anthony, hasta clásicos como Shaquille O´Neal (que hace su 11 aparición como reserva desplazado por segundo año consecutivo por Yao Ming), Kevin Garnett, Jason Kidd, Tim Duncan y Kobe Bryant, al que los problemas con la justicia no han restado un ápice de apoyo entre sus seguidores.

Las ausencias

La ausencia de James y Anthony en el partido principal, que se disputa mañana, ha desatado una oleada de críticas y desencanto, incluyendo el de Magic Johnson, que cree que ambos se habían ganado el derecho a debutar con los grandes.

Quizá. Tuvieron que contentarse con jugar ayer el partido de novatos contra jugadores de segundo año, un encuentro en el que los dos rookies centraron tanta atención que incluso consiguieron que, por primera vez, se colocara en horario de máxima audiencia (la madrugada en España), buscando repetir el éxito en televisión que el año pasado se logró con el regreso al All Star de Michael Jordan.

Incluso, durante unos días, la anunciada participación de James en el concurso de mates que se celebra hoy calentó los ánimos ante la cita. Finalmente, la estrella de los Nuggets decidió no participar y ahora la única emoción es saber si Jason Richardson logra ser el primero que se corona tres veces.

La NBA intentará explotar su sangre internacional con Tim Duncan llegado de las Islas Vírgenes, Andrei Kirilenko desde Rusia, Jamaal Magloire desde Canadá, Ming desde China, Dirk Nowitzki desde Alemania y Peja Stojakovic desde Serbia y Montenegro. Lo que no se sabe aún muy bien es qué verán. Y es que, subida a la ola de decencia que recorre EEUU después de que el pecho de Janet Jackson quedara al aire en el intermedio de la Super Bowl, TNT ha anunciado que el espectáculo musical de su gran partido de mañana --con Beyoncé, Christina Aguilera y Outkast-- llegará al mundo con siete segundos de retraso.