El desafío será brutal para el Real Zaragoza en los tres próximos meses (dos en tiempo real), un atractivo horizonte de 16 o 17 partidos (depende de si supera la primera ronda de la Copa) pero también un reto excesivamente exigente a priori para una plantilla recortada por distintas circunstancias. Víctor Muñoz y su grupo de trabajo van a tener que hilar fino para que dosificar el esfuerzo que supondrá el jugar un encuentro cada poco más de tres días, con nueve desplazamientos entre Liga, Copa del Rey y Copa de la UEFA (unos 11.500 kilómetros).

El técnico ha establecido una línea fronteriza entre sus hombres de absoluta confianza --dañada por las lesiones de Láinez y Cuartero--, una media docena de recambios con muy distinto peso en el equipo y un sexteto --Zaparaín, César Jiménez, David Pirri, García Granero, Camacho y Capi pese a su titularidad en Villarreal-- que apuntan a una presencia testimonial. El número, que crecerá con la recuperación de Oscar, no supera los 18 futbolistas incluyendo a los ausentes, una cantidad insuficiente para afrontar con garantías competitivas los tres frentes abiertos. Todo esto sin tener en cuenta posibles lesiones o sanciones, adversidades que dañan sobremanera a este equipo tan liviano de efectivos reales. Si alguien se cae una sola semana, por ejemplo, se perderá tres partidos.

ULTIMA TOMA DE ALIENTO Este fin de semana, al margen del Trofeo Carlos Lapetra que se disputa mañana y en el que tendrán minutos los no habituales, será la última oportunidad para tomar aliento antes de iniciar el maratón de 66 días (del 17 de octubre al 22 de diciembre). Los compromisos de la selección española darán paso a un calendario trufado de emociones con el choque en casa ante la Real Sociedad y la posterior visita europea del Utrecht. Sin descanso, en este mes de octubre se viajará a Santander, Terrassa (Copa del Rey) para volver a casa y recibir al Sevilla. Lo que aparece detrás de esta primera cortina gusta y pone los pelos de punta.

¿Hay suficiente material humano para dar la talla antes de finalizar el año? ¿Resistirá el Real Zaragoza la erosión por muy fácil que parezca a simple vista de la liguilla de la UEFA? A la primera pregunta le sale respuesta negativa con un simple vistazo a la utilización que está realizando Víctor y que muestra un bloque fijo en la Liga y ligeramente más flexible en Europa con Soriano, Cani y Drulic entrando en el once.

En estos momentos, la alineación se recita a ciegas: Luis García, Ponzio, Toledo, Alvaro, Milito, Zapater, Movilla, Galletti, Savio, Javi Moreno y Villa. En la portería y en el lateral derecho ha habido que hacer retoques urgentes. La baja de Láinez ha dado protagonismo a Luis García, en un papel que le viene grande, y la lesión de Cuartero ha provocado la ubicación antinatura de Ponzio en el lugar del defensa. Aranzabal, con Toledo en la enfermería, también ha ocupado cabeza de cartel. Esas emergencias, a la que hay sumar la de Capi por Milito en El Madrigal, han colaborado al desajuste general atrás, afectado por tanto movimiento y tan poco interesante.

MAS PROBLEMAS Se descubren más problemas. Alvaro, Milito, Movilla, Savio, Villa y Javi Moreno carecen de repuestos de su nivel. En el caso de estos dos últimos se podría hacer un apaño con Oscar de enganche, cuya recuperación amenaza con ensombrecer más a Cani y desplazarle de forma definitiva al costado derecho, su particular jaula.

En este sentido Víctor Muñoz siempre ha sido sincero refiriéndose al Real Zaragoza como un equipo medio y ambicioso que intentará llegar lo más lejos posible allí donde juegue. El límite de los sueños, sin embargo, estará sujeto en este caso a una plantilla muy justa para tanto ajetreo y donde se perciben algunos puestos a medio cubrir y otros muy al descubierto.