Víctor Muñoz ya sabe lo que es ganar como técnico en el Camp Nou. Eso no hace más fácil el partido de esta noche para el Real Zaragoza, pero el nuevo preparador zaragocista dejó caer esa realidad en su presentación, quizá como un intento de recuperar la ilusión y como una advertencia de lo importante que puede ser para su nuevo equipo la autoconfianza, la fe en sus posibilidades, o, simplemente, la fe. Y es que el destino pone esta noche en la misma escena las vidas de Víctor, el Zaragoza y el Barcelona, por enésima vez en una historia colectiva muy particular.

No fue tan sorprendente como la de 1998, pero el Villarreal de Víctor Muñoz se impuso de nuevo en el Camp Nou (1-2) el 12 de noviembre del 2000, en la segunda visita de la historia del club castellonense al coliseo azulgrana. Apenas habían transcurrido 30 segundos de partido cuando Puyol resbaló y habilitó a Víctor ante Arnau, que no tuvo problemas para batirle de un tiro cruzado. El submarino amarillo volvía a adelantarse en Barcelona y ampliaba su particular leyenda de matagigantes , que sólo se cumplía ante los catalanes, con un nuevo tanto de Víctor Fernández.

LA CONSIGNA "Hay que jugar con mucha disciplina y tapar muy bien los espacios, pero no te puedes limitar sólo a eso. Es necesario jugar adelantados y no defender en el área". Esa era la premisa de Muñoz para su equipo entonces, tal y como explicó a este diario el día siguiente de la histórica victoria, una filosofía que, a pesar de las distancias a salvar entre uno y otro partido, puede volver a poner en práctica esta noche. El zaragozano modificó su esquema habitual, de cuatro defensas, para medirse al Bar§a. En el Camp Nou alineó a tres centrales (Quique Medina, Unai Vergara y Berruet) con el fin de frenar mejor a su rival, objetivo que logró de lleno.

Aquella victoria es tan recordada por los aficionados del Villarreal como el empate a cuatro del partido de vuelta, porque esa tarde de abril el equipo de Víctor Muñoz ofreció todo un recital de fútbol ofensivo, rápido y vertical, que encontró con facilidad la meta de Reina, hoy con la camiseta amarilla. De hecho, a los 20 minutos ya ganaba por 3-0 al Barcelona, que padeció un auténtico infierno. Herido en su orgullo, y más por vergüenza que por otra cosa, reaccionó tras el descanso y consiguió maquillar el encuentro con un empate final.

Víctor ya sabe lo que es ganarle al Barcelona en casa y esta noche tendrá una nueva oportunidad para intentarlo, en su debut al frente del Zaragoza. Curiosamente, su iniciación como técnico blanquillo se producirá ante el mismo rival con el que se dio a conocer como futbolista. Apenas contaba con 19 años cuando Lucien Muller le llamó para jugar con el primer equipo del Real Zaragoza, la tarde del 21 de noviembre de 1976.

La papeleta no era nada sencilla. Le tocó marcar al mítico Johan Neeskens, el pulmón de Holanda , en un choque que marcaría al aragonés para siempre. También fue el Barcelona el rival ante el que Víctor se estrenó como goleador, en el encuentro de vuelta de aquella temporada. El Zaragoza perdió 2-1 en el Camp Nou pero el centrocampista logró su primer y único gol de aquella Liga con la camiseta del primer equipo. En 1981 se marchó al club catalán, en el que alcanzaría un excelente rendimiento deportivo. Hoy, Víctor, el Zaragoza y el Barcelona se encuentran de nuevo.