Les contaré una historia para que sepan por qué el equipazo de Marc Márquez, liderado por el ingeniero Santi Hernández, se alegró ayer por la victoria más que nunca. O algo más que casi siempre. En Australia-2013 (¿se acuerdan, verdad?) cometieron un fallo y su chico fue descalificado por entrar a cambiar su moto cuando ya no podía. Le dejaron en la pista una vuelta más de lo autorizado. Y perdieron. Y hubo, sí, incluso en el mismo equipo Honda, quien dudó de ellos. Es más, la TV mostró a uno de los técnicos preferidos de Honda, el italiano Christian Gabarrini, pasándose el dedo índice de su mano derecha rebañándose el cuello, insinuando que le iban a cortar la cabeza a Santi Hernández.

El equipo, con Márquez a la cabeza, hizo una piña, se unió aún más (aunque parecía imposible), reconoció su error, trabajó más duro que nunca y, no solo permitió que su chico se convirtiese en el campeón más joven de la historia de MotoGP sino que, con el paso de los años, le han dado la vuelta a la tortilla en las carreras flag to flag, es decir, de bandera a bandera, cuando el piloto tiene la posibilidad de cambiar de moto, de seco a mojado (o viceversa). ¿Sabe quién hizo fracasar ayer la brillantísima carrera de Jorge Lorenzo en Ducati, cuando yendo líder entró en su boxe y su Desmosedici no estaba aún preparada para el cambio? En efecto, lo han acertado: el italiano Christian Gabarrini, el técnico que Ducati recuperó de Honda para el tricampeón mallorquín.

Desde el fallo de Phillip Island, la tribu de Santi Hernández y su jefe Marc Márquez han disputado seis carreras flag to flag. Pues que lo sepan: han ganado cinco de ellas (Holanda-2014, Italia-2015, Argentina-2016, Alemania-2016 y Brno-2017), perdiendo solo en Aragón-2014. En ese tiempo, dios, el Doctor, el mejor de todos los tiempos (dicen), el mismísimo Valentino Rossi, ha perdido siempre, siempre, en los flag to flag. «Solo diré que, antes de acabar mi carrera, espero acabar en el podio una carrera de este tipo», trató de ironizar ayer Vale, cuando él y su equipo tardaron tres vueltas (en cada una de ellas, Marc le sacó de 12 a 18 segundos por giro) en darse cuenta de que tenían que cambiar de moto si querían el podio.

«Tú puedes hacer tus planes, tú puedes reunirte mil horas, puedes hablar con el piloto, preparar estrategias, crear signos, señas, diseñar qué mensajes colocar en la pizarra y cuándo mostrarla... pero si no tienes un piloto como Marc que, cuando vuelve a la pista, se juega el tipo por sacarle partido a tu buena planificación, no eres nadie». Así explicaba ayer uno de los mecánicos de confianza de Márquez el triunfo de su piloto, la victoria del equipo. «Para pilotar a 300 kms/h sobre mojado con ruedas de seco hay que ser muy valiente y, la verdad, es que a Marc le pone, y mucho, pilotar en esas condiciones».

«Cuando se producen victorias como esta, en la que otros equipos, otros pilotos, tienen problemas, es cuando más seguro estoy de que apostar por los míos, defender que quiero mi propio equipo de mecánicos y técnico, y no el que me den, es la mejor decisión que he tomado en mi vida», relata Márquez.