Vivir tras una muralla, en una fortificación defensiva de alta seguridad, tiene sus ventajas y sus inconvenientes. A Osasuna no le ha ido tal mal el aislamiento militar, su gusto por la trinchera, ya que ha cumplido con su objetivo inicial, la permanencia, y aún está en la lista de espera de ingreso en Europa. Con un equipo modesto, los navarros, guiados por un entrenador con apellido de connotaciones guerreras, Aguirre, se han arropado toda la temporada para no recibir un gol, y tras ese escudo formado por un sistema que ejecutan como soldados de fidelidad intachable los once jugadores, se han declarado casi invencibles.

Sólo han perdido nueve partidos, con el título de rey de los empates en su poder (15), trayectoria que únicamente mejoran Valencia, Real Madrid, Barcelona y Deportivo, los cuatro primeros de la Liga. Para batir a Sanzol hay que pedir hora, aunque cuando se proponen marcar, son víctimas de haber consumido todas sus fuerzas en elevar el muro ladrillo a ladrillo. Es el tercer conjunto más seguro del campeonato con 33 dianas en contra y el más pobre en ataque después del Murcia con 37 tantos.

Los pelos de punta

Mañana será visitante en La Romareda, lo peor que podía ocurrirle al Real Zaragoza, que lo venció en la primera vuelta en El Sadar con un gol de penalti de Villa. Sus números como viajero ponen los pelos de punta, y más cuando, como es el caso de la escuadra de Víctor Muñoz, la victoria se convierte en un logro ineludible.

La lectura del historial de Osasuna fuera de casa le asegura al quinielista un signo fijo, el del empate, y a los apostadores de mayor riesgo, hasta el resultado: 1-1. Con ese marcador ha cerrado seis de sus 17 partidos (Zorrilla, San Mamés, Camp Nou, Calderón, Ruiz de Lopera y Son Moix). A su currículum de igualadas hay que añadir dos más sin goles (La Rosaleda y El Sardinero), y cinco triunfos, dos de ellos de pedigrí (en Mestalla y en el Bernabéu). Sus derrotas se cuentan con los dedos de una mano y sobra uno: Depor, Celta, Real Sociedad y Villarreal.

Para información del Real Zaragoza hay un dato que produce escalofríos: tras el líder Valencia (9), es el equipo que mejor echa el candado a su portería (11). Por lógica, en el repaso a su blindaje aparece otro detalle que ratifica el grosor de su espíritu de acero: sólo el Depor le ha marcado más de un gol.

Con un portero corriente, Sanzol, Osasuna ha tejido su chaqueta metálica desde la comprensión de las carencias. Partiendo de un idioma común donde no hay estrellas y sólo se habla de trabajo, el escuadrón de Aguirre defiende cada porción de césped como si debajo hubiera una plantación de pozos petrolíferos. La cantera (Cruchaga, Josetxo, Izquierdo, Puñal...) se encarga de de cerrar filas cerca del área, y Aloisi, el mediapunta pasa más tiempo junto a Sanzol que cerca del guardameta rival.