Al finalizar el partido ante el Sevilla en La Romareda (3-0), el más completo en lo que va de temporada del equipo de Víctor Muñoz, se habló, no muy alto, eso sí, de la posibilidad de la Liga de Campeones, de sellar una buena temporada con la visita a la élite continental. Entonces, la cuarta posición de la tabla podía empujar a ese tipo de sueños, pero el paso de las jornadas ha puesto los pies en el suelo a los soñadores. El Zaragoza se fue del Calderón (1-1) y Mestalla (0-0) sin ganar y ha sido derrotado por dos colistas, Mallorca (0-1) y Numancia (2-1), en las últimas dos jornadas. Resultado: dos puntos de doce posibles y, lo que es más preocupante, un descenso progresivo en sus prestaciones, sobre todo ofensivas, ya que la baja de Villa ha pesado como una losa.

Es verdad que el arranque de curso transmitió excelentes vibraciones en La Romareda. La afición zaragocista vivió el desliz de la Copa y la mala imagen a domicilio, pero disfrutó de un equipo que era un torbellino arriba, con Savio de estrella y Villa de matador, con la aparición de Zapater y hasta el buen momento de Galletti y Javi Moreno. Sin embargo, las tornas han empezado a cambiar en casa y fuera, la dinámica, que pareció mejorar, se mantiene tan negativa como absolutamente descorazonadora.

Desde el Calderón

Así se explica el bajón que ha dado el equipo de Víctor, que empezó esta mala racha con un empate inmerecido en el Calderón. Allí se lesionó Villa y el Zaragoza mereció ganar, pero pudo hasta perder por la ausencia de pegada en las ocasiones que disfrutó. Pero, por lo menos en esa cita, el meta del rival vio de cerca el peligro zaragocista, algo que no ha sucedido después. En Mestalla y en La Romareda ante el Mallorca, la baja del Guaje se notó hasta la saciedad para terminar los dos partidos sin marcar y con un pobre juego ofensivo que terminó por pasar factura en ambos choques: en Valencia impidió superar a un rival que era un flan y ante los bermellones supuso que el gol de Luis García fuera un muro infranqueable.

La inoperancia arriba volvió a repetirse ayer. El tanto --304 minutos después del anterior de Savio en el Calderón-- llegó por el cabezazo de Milito, un defensa, y sólo la salida de Villa tras el descanso dio algo más de mordiente arriba. Muy poco bagaje para salir airoso de Los Pajaritos, donde además se repitieron errores defensivos.

Y es que el tanto de Luis García para el Mallorca llegó tras un despiste de Milito y en Soria Aranzabal y Osorio firmaron una amistad para siempre gracias a la gentileza del defensa vasco en los dos goles del delantero argentino. Poca pegada arriba, claro bajón de juego y fallos en el sistema defensivo conforman un cóctel letal. El Zaragoza, lógicamente, no es una excepción. Así, ha tirado a la basura y sin puntos un calendario más que propicio ante dos rivales en situación agustiosa en la tabla y ahora se la juega en la Copa de la UEFA ante el Dnipro el miércoles y con la visita del tercer clasificado, el Espanyol, en el peor momento desde que empezó la temporada. Casi nada.