En Málaga están con la boca abierta. Observan a Amoroso tocar el balón en los entrenamientos y dicen que nunca han visto nada igual. Un taconazo, una espuela, una falta directa... Es brasileño y, como tal, le habla al alma de la pelota y ésta le responde sumisa, sin rechistar. Pero el gran fichaje del conjunto andaluz, que compartirá puesto en la delantera con la otra adquisición, el no menos hábil costarricense Wanchope, es mucho más que un malarabista. El Real Zaragoza tendrá que cuidarse de un jugador que ha sido máximo goleador en las ligas italiana, con el Udinese (1999), y alemana, con el Borussia Dortmund (2002). "Es un futbolista de una gran inteligencia. Tiene mucho gol, pero además posee un don especial para ver al compañero y darle el mejor pase", explica Savio Bortolini, que coincidió con su compatriota en el Flamengo y en la selección sub-23.

"Me encantaba jugar con él porque te ofrecía siempre la mejor opción. Si de alguien debemos tener cuidado el domingo, ése es Amoroso". Savio apunta a la versatilidad del ariete, capaz de desestabilizar dentro y fuera del área. "Yo lo vi en el Guaraní y era una maravilla, muy habilidoso. Hay que estar muy pendiente de él porque remata y elige muy bien si centrar, pasar o disparar", afirma Alvaro Maior con un fuerte tono de admiración hacia el delantero que este fin de semana le tocará perseguir en La Rosaleda.

Por suerte para el Real Zaragoza, Amoroso está aún bajo de forma y viene con una rodilla lejos del cien por cien de operatividad después de una operación de menisco. Con 30 años carece ya de la frescura de sus mejores tiempos, cuando salió del Guaraní en dirección al fútbol japonés para después regresar al Flamengo. Su espíritu de trotamundos le empujó, con la maleta llena de goles, a Italia. En el campeonato más duro para un ariete, fue el mejor cañonero, título que no pudo repetir en su corta estancia en el Parma.

Campeón del mundo sub-20 en 1993 y de la Copa América con Brasil en un equipo que lo formaban, entre otros, Dida, Cafú, Roberto Carlos, Flavio Concei§ao, Rivaldo, Zé Roberto, Ronaldo y el propio Amoroso, afrontó con éxito la aventura alemana. Ganó la Liga con el Dortmund y se proclamó Pichichi , pero en la cima de su carrera sufrió el golpe más duro: se quedó fuera de la lista para el Mundial de Corea y Japón, donde Brasil se proclamó campeón.

En Málaga, donde suspiran aún por la dupla Dely Valdés-Darío Silva, esperan que en la maleta inquieta de Amoroso viajen todavía goles, aunque sean de tacón.