Agustín Salas es un trotamundos del fútbol aragonés, y cuenta con uno de los historiales más extensos de toda la geografía aragonesa. Sus botas han recorrido casi todos los campos aragoneses, conociendo todos los rincones y secretos del fútbol de nuestra tierra, y también a toda la gente que se mueve en este mundo, siendo conocido a la par por todos.

Su periplo futbolístico es muy extenso. "Comencé jugando en infantiles en el Casetas, donde estuve hasta que me llamaron de la Ciudad Deportiva para jugar en juveniles", recuerda Agustín. "Luego di el salto a Tercera División con el Monzalbarba, y tras tres temporadas fiché por el Utebo, en el que jugué cuatro años, uno de ellos en Segunda B". Dos temporadas en el Casetas, dos años en Segunda B con el Binéfar, para regresar por tres temporadas más al Casetas, la última en Segunda, "hasta este año, que he vuelto a ponerme las botas con el Monzalbarba, donde vivo actualmente".

Con tanta experiencia a sus espaldas las anécdotas se acumulan, "hay tantas que si empiezo no pararía, pero lo más bonito de todo es la cantidad de jugadores y gente que he conocido, teniendo una buena amistad con todos. Eso es lo que me hace sentir más orgulloso". Y los entrenadores también marcan, alguno dejando una huella imborrable, "José Soler ha sido el entrenador más profesional y, sobre todo, más justo con el jugador", con él coincidió en el Casetas.

Testigo privilegiado

La evolución del fútbol regional aragonés la ha podido seguir en primera fila, y en ella "han tenido mucho que ver los nuevos entrenadores, que vienen pegando fuerte", comenta Agustín, que ha visto jugar a muchos de ellos. "Ya no es sólo correr, han aportado savia nueva, cambiando un poco la idea del fútbol regional", puntualizando que "lo que no ha cambiado ni un ápice es la escasez de medios".

El fútbol lo sigue llevando en la sangre igual que el primer día que se calzó las botas. "Llevo retirándome casi tres años, pero como estoy tan cerca del campo me tira mucho", dice Agustín, "juego por el romanticismo, y por los lazos que me unen con José Gracia, que siempre me convence". La ilusión y la pasión por el fútbol se le nota en cada palabra, de manera que "no sé por cuanto tiempo seguiré dando guerra todavía".