El Cabanyal resiste. Arrinconado, pero sigue en pie. El barrio pesquero de Valencia va dilatando su extensión ante el avance de la transformación de la ciudad, su voracidad urbanística, los planes municipales por hacerlo desaparecer y la muerte paulatina de su naturaleza, ser lugar de residencia de los extintos marineros del Mediterráneo. Quedan algunos edificios centenarios, casi tan viejos como los vecinos de toda la vida, gente humilde de manos callosas y orgullo profundo que se carcajea de su destino. Cerca avanza la playa de la Malvarrosa, los chiringuitos de paella y fritura, las fallas en noche de San Juan, el turisteo de piel de cangrejo. En el Cabanyal se aguanta y aún se reconoce al Levante como algo propio, aunque hace tiempo que ya no juega en su arenal, cuando ganó su Copa de la España Libre en Montjuic en 1939 con las tropas de Franco acosando Barcelona.

Esos aires de resistencia que mantienen en pie de guerra al Cabanyal siguen impulsando al Huesca en su navegar por Primera. Esa necesidad de mantenerse de pie, atado a la botavara, retando a la fiereza de la tormenta de las tempestades. Como ese empate de dolor ante el Celta, de esa remontada inconclusa que hirió de muerte un último despiste. Ese error que esta tarde (18.30 horas, BeINLaLiga) no puede repetirse en el Ciutat de Valencia, sea con quien sea, pero la victoria vuelve a ser el único signo vital que daría latido al Huesca de la cruz de San Jorge en su cuenta atrás por la salvación. No pudieron ser por muy poco los tres puntos el miércoles en El Alcoraz. Después de realizar lo más complicado, de voltear un 0-2, el empate supuso casi nada para las aspiraciones de un equipo azotado en la temporada por los golpetazos en su autoestima.

EL TRABAJO MENTAL / Un auténtico Máster en Psicología es lo que están cursando Francisco y sus ayudantes para insuflar de motivos positivos a una plantilla que tras cada golpetazo se levanta como un púgil malherido pero con oxígeno en los pulmones para asestar un par de derechazos más. Lleva el Huesca cuatro jornadas sin conocer la victoria. En este tramo ha perdido parte del camino andado, pero las torpezas ajenas lo mantienen a siete puntos de la permanencia. A diez se queda el Levante, el adversario de hoy, que ha ido retrocediendo territorio y si pierde se verá con el soplo del miedo rozándole la nuca.

Las pasadas malas noticias vuelven a aporrear la puerta del vestuario de Francisco. Jorge Miramón no termina de recuperarse y ha salido de la convocatoria al igual que el otro lateral derecho de la plantilla, Carlos Akapo. Unidas estas ausencias a la obligada del capitán Xabi Etxeita por amarillas acumuladas hace que vuelvan los remiendos para tejer una defensa de garantías. Con Ferreiro, Yangel Herrera o Pulido como alternativas en el flanco derecho, el entrenador almeriense estaría valorando otros cambios en el once, dada la acumulación de minutos en una semana con tres partidos y la necesidad de dar frescor a un equipo que sabe que se encuentra ante su última oportunidad de engancharse a la salvación.

La descomposición del Levante huele muy mal. Acumula únicamente cuatro empates y dos victorias en los cuatro meses de competición del 2019, una cosecha tan pobre que ha pasado de juguetear con la Liga Europa a sentirse incómodo en el vagón de cola de la clasificación. Los granotas no ganan en su Ciutat de Valencia desde el 20 enero ante el Valladolid (2-0) y actualmente arrastran una mala racha de seis jornadas sin conocer la victoria. Perdieron este miércoles pasado en San Mamés (3-2).

En el estadio de El Alcoraz raptaron un empate sin merecerlo (2-2) tras igualar por dos ocasiones a los altoaragoneses pese a contar con la baja de Campaña, su motor en el centro del campo, ahora gripado. Roger (11 tantos) y Morales (9) son los referentes goleadores en el cuadro dirigido por Paco López. El entrenador del Levante contará con la presencia del portero Oier y del medio Nikola Vukcevic, recuperados de su lesión, y de Enis Bardhi, tras su sanción. Erick Cabaco, Rubén Vezo y Cheick Doukouré serán bajas.