Henk Norel anunció su retirada a los 32 años. «No quiero volver a pasar por el quirófano», explicó el holandés, que ha tenido que operarse cinco veces desde aquella fatídica mañana de mayo del 2013 en la que se rompió la rodilla en un contraataque durante un CAIZaragoza-Manresa. El Príncipe Felipe enmudeció al ver a su ídolo en el suelo y, desde entonces, la articulación le ha dado más de un quebradero de cabeza. El último, 16 meses parado tras su última operación, en el 2018. Aunque ha vuelto a disfrutar del baloncesto con el Heroes Den Bosch de su país este último curso, el pívot ha decidido dejar el baloncesto profesional.

Su juego, su característico gancho, han dejado huella allí por donde ha pasado. Pero también su personalidad, su carácter noble, natural, sincero, que le han hecho ser querido allí por donde ha pasado. En todos los vestuarios hizo mucho más que compañeros, auténticos amigos, algunos hermanos. Por supuesto en Zaragoza. Aquí llegó en el 2012 tras ser reclutado por el Joventut y formarse en el Prat con Carles Durán. Brilló a las órdenes de José Luis Abós en la temporada en que el equipo disputó por primera vez unas semifinales de la Liga Endesa. Él no pudo disfrutarlas por esa maldita lesión de rodilla.

Estuvo cinco temporadas en Zaragoza, como capitán, como referente ineludible del juego interior. Como ídolo de una afición que coreaba su nombre. En su carta de despedida hay un agradecimiento especial para la Penya, que lo trajo a España, y para el Basket Zaragoza «por unos años maravillosos». «No estoy triste porque se ha acabado. Estoy feliz por haber experimentado este increíble viaje», escribe Norel. Su nombre es historia viva del club. Con la camiseta roja es el que más minutos ha jugado nunca (2.713), el que más rebotes ha cogido (682), el que más tapones ha puesto (63), el que más mates ha hecho (109), el que más tiros de dos ha encestado (542) y el que más ha sumado en valoración 1.589).

De Zaragoza viajó a San Sebastián. Allí se cruzó con Porfirio Fisac, que volvió a sacar la mejor versión de Norel. Con el holandés como estrella el Gipuzkoa fue un equipo muy competitivo y Norel entró en el quinteto ideal de la temporada. Su siguiente parada, en el 2018, fue el Breogán de Lugo, pero su rodilla volvió a decir basta. Después de 18 meses de inactividad regresó a Holanda y jugó con el Heroes Den Bosch. El club le ofreció la continuidad pero Norel ha entendido que el deporte profesional se ha terminado para él. Lo que no quiere decir que vaya a separarse del baloncesto. «El club estaba dispuesto a dejarme entrenar un poco menos y jugar menos partidos, pero a mí no me gustaba la idea. No es justo, ni para el club ni para mí. Seguiré viniendo a ver partidos y pronto jugaré de nuevo a un nivel más bajo», dice.