El Atlético ha dado al fin el paso que desde todos los ámbitos se le reclamaba para empezar a dejar de ser asociado con la violencia gratuita de los radicales que han estado durante décadas manchando su nombre y que el domingo pasado volvieron a causar la muerte de un aficionado rival, el ultra de Riazor Blues Francisco Javier Romero. El club rojiblanco decidió este martes dar de baja como peña oficial al Frente Atlético, cesar cualquier relación con dicho grupo y poner todos les medios a su alcance para impedir la exhibición en el interior del Vicente Calderón de sus pancartas y elementos distintivos.

El Deportivo, por su parte, tomó una medida en apariencia más tibia con los Riazor Blues, ya que su directiva optó por proceder al cierre "simbólico" durante dos partidos, los dos contra el Málaga hoy y el sábado, del sector de la grada ocupado por el grupo radical. Un primer paso, según el presidente deportivista, Tino Fernández, al que seguirán, una vez analizada la información de la investigación, otros "que pongan de manifiesto el posicionamiento frontal del club contra la violencia y el encabezamiento de un movimiento a favor de un fútbol 100% libre de violencia verbal y física", según el comunicado leído por el dirigente.

En el documento se reitera que el Deportivo comunicó al coordinador de seguridad de la policía en A Coruña los movimientos que indicaban que decenas de ultras iban a viajar a Madrid. El club gallego no ha podido proceder a la expulsión de los Riazor Blues como peña porque no está registrada como tal en la federación de peñas. Tampoco figura en ningún registro como asociación de ningún tipo. En principio, la idea de la directiva del Depor es intentar forzar la disolución del grupo ultra, integrado por unos 500 individuos.

ALMACÉN CERRADO

Mucho más numeroso es el Frente Atlético, unos 2.000, y ahora está por ver la eficacia de la iniciativa del club madrileño, que el lunes cerró el almacén que los radicales tenían en el Calderón para guardar y confeccionar toda la parafernalia que mostraban en las gradas, aunque la entidad insiste en que era para controlar e impedir la utilización de banderas y símbolos prohibidos. La decisión de expulsar al Frente llegó 48 horas después de que su presidente, Enrique Cerezo, intentara desmarcarse de la reyerta en las inmediaciones del estadio y sus fatales consecuencias. "No tiene nada que ver con el fútbol. Son grupos radicales que quedan y generan estas consecuencias. Ni Depor ni Atlético tienen que ver nada. Ha sido lejos del campo", dijo Cerezo y se fue a comer tan tranquilo al Madrid Horse Week. El consejero delegado, Miguel Ángel Gil, dijo en la Cope que la mayoría de los miembros del Frente «son buena gente», pero «siempre hay algún hijo de puta». Añadió que él tiene «amigos con hijos en el fondo sur y son súper sanos».

Los reproches de las autoridades gubernativas y policiales por esa actitud se los llevó el gerente, Clemente Villaverde, que fue quien acudió a la reunión de la Comisión contra la Violencia del lunes, tras la cual el secretario de Estado para el Deporte, Miguel Cardenal, habló de la necesidad de que otros clubs emprendieran «el viaje que algunos ya han realizado», en relación a la política del Barça y el Madrid para desmontar los Boixos Nois y los Ultrasur.

LA COLABORACIÓN

En su comunicado, el Atlético dice que entre los identificados por la policía hay 15 seguidores rojiblancos, de los que siete eran socios abonados, uno socio no abonado y otros siete no tienen vinculación oficial con la entidad. Todos los socios han sido expulsados sin posibilidad de volver a serlo y los no socios nunca podrán darse de alta como tales, según se recoge en la nota, en la que se manifiesta la intención de perseguir "a cualquier otro colectivo, peña o grupúsculo que pudiera surgir en el futuro que no condene radicalmente la violencia o que utilice el nombre del Atlético o sus instalaciones para defender ideas políticas racistas o xenófobas". Piden asimismo la colaboración de fuerzas de seguridad, medios de comunicación y aficionados "para identificar a todas aquellas personas cuyo comportamiento atente contra la esencia del deporte y los valores inherentes a él, con el fin de proceder a su inmediata expulsión del club".