La sólida y fiable Francia ya se encuentra en la final del próximo domingo en Moscú. Con los mismos argumentos que habían esgrimido en las rondas previas, los bleus doblegaron a la refrescante Bélgica de Roberto Martínez (1-0). Un cabezazo de Samuel Umtiti en el Mundial del balón parado catapultó al combinado de Didier Deschamps, que ya ganó el título como jugador y ahora buscará el doblete como seleccionador 20 años después. Los galos intentarán evitar otro fiasco como el del 2016, cuando dejaron escapar la Eurocopa en su casa ante Portugal. Sea Croacia o Inglaterra su rival, Francia será la favorita.

Cuando una selección está presente en dos finales consecutivas es que algo hace bien. Es evidente que Francia tiene jugadores para hacer un fútbol más vistoso y atractivo, pero la vena italiana de su entrenador -Deschamps brilló en la Juventus como jugador- también aporta dividendos. La finalista es feliz esperando su momento, sabe sufrir y nunca se descompone. Tiene un portero segurísimo, el capitán Hugo Lloris, un mediocentro sensacional como Kanté y un ataque diabólico comandado por Mbappé y Griezmann que puede liarla en cualquier momento. Con esas piezas a pleno rendimiento y un Pogba pletórico aspira a todo.

NOVEDADES TÁCTICAS / Comenzó el duelo de San Petersburgo con novedades tácticas en el bando belga. Mientras Deschamps utilizó sus esperada disposición, ese 4-2-3-1 con Matuidi de falso interior izquierdo, Roberto Martínez dio una vuelta de tuerca. Para empezar apostó por Moussa Dembélé como sustituto del sancionado Meunier, aunque el jugador del Tottenham se ubicó en el carril izquierdo y Chadli ocupó la derecha. El cambio más destacado llegó con la posición de Hazard, mucho más cercano a la banda que de costumbre. Hizo estragos el capitán belga en la posición del teórico extremo izquierdo. Pavard, el defensa del Stuttgart, las pasó canutas ante el talento y desparpajo del astro del Chelsea.

De Bruyne, mientras, destacó menos en la derecha, un plan que no suele convencer a Guardiola en el City. La táctica de Bob tuvo sus frutos en el comienzo. Bélgica se apoderó del balón y puso en aprietos a los bleus, que se mantuvieron firmes gracias a la exhibición de Kanté en la recuperación. El pequeño motor francés se multiplicó para tapar todas las lagunas.

Hazard protagonizó los primeros avisos belgas: un disparo cruzado que se marchó fuera (m. 15) y un tiro envenenado que desvió a córner Varane (m. 19). Bélgica latía y Francia sufría, sostenida también por Lloris, que sacó una mano sensacional en un remate de Alderweireld (m. 21). Esa manopla animó a los bleus, que empezaron a dar señales de vida con acciones de Pogba y Mbappé que no supo aprovechar el tosco Giroud. Mejor remató Pavard, pero el pie de Courtois (m. 39) evitó el gol. El gigantón belga prolongó su excelente torneo con otra parada vital.

Poco cambiaron las cosas tras el descanso. Los diablos belgas volvieron a empezar con más ambición y Lukaku envió un cabezazo fuera en una pugna con Varane. Más puntería tuvo Umtiti, que se adelantó a Fellaini en un saque de esquina y provocó el éxtasis francés (m. 51). El córner lo lanzó Griezmann, que sigue sumando asistencias sin excesivo brillo. Ese golpe acabó de asentar a los franceses y Mbappé se liberó para dejar algún detalle magistral como un taconazo mal acabado por Giroud (m. 56). El técnico buscó una agitación con la entrada de Mertens por Dembélé, pero Bélgica no encontró la tecla correcta. Fue inocente y anárquica, aunque tuvo sus opciones. Fellaini y Witsel estuvieron cerca del empate guiados por un Hazard fantástico que mereció más. Francia resistió y Courtois evitó el gol.