A principios de verano, Leo Franco se enfundó la bata de científico y se encerró en su laboratorio para buscar la fórmula que contribuyera a cerrar con éxito una temporada histórica del Huesca en Primera División. Para ello, el técnico argentino realizó una serie de probatinas durante la pretemporada. Unas salieron mal, pero otras dejaron vestigios que invitaban al optimismo.

La hora de la verdad llegó el pasado 19 de agosto en Ipurua. El examen fue todo un éxito y el entrenador se anotó con tinta indeleble la fórmula que le permitió sumar los tres primeros puntos, compuesta por los siguientes ingredientes: Werner, Miramón, Pulido, Etxeita, Luisinho, Musto, Melero, Álex Gallar, Moi Gómez, Longo y Cucho Hernández.

Toda casa se construye desde los cimientos, en este caso, desde la portería. El elegido para esa tarea fue Axel Werner. Su principal hándicap es su corta trayectoria en la élite, pero sus actuaciones, especialmente en los uno contra uno, han colaborado a que la casilla de goles recibidos no sea aún mayor. La llegada del internacional serbio Aleksandar Jovanovic aumentará la rivalidad en esta demarcación.

Los pilares que sustentan esos cimientos están en la defensa. La veteranía de Etxeita y el carácter de Pulido de hombre de equipo forman el eje de la zaga, sin olvidar los apoyos en los laterales de Luisinho, por la izquierda, y Miramón, por la derecha. El devenir de los partidos contra el Eibar y el Barcelona exigió al entrenador realizar una modificación introduciendo a Rubén Semedo para apuntalar el muro oscense con la incorporación de un tercer central.

La medular es la clave del planteamiento del entrenador argentino. Melero continúa siendo el referente en esta zona. Su capacidad de iniciar el juego y mover al equipo le otorgaron la titularidad. Su pareja de baile, Damián Musto, es el complemento apropiado para aportar músculo en la zona ancha. La filosofía del Huesca es atípica comparada con la de clubs recién ascendidos a Primera. La mayoría prefiere poblar el centro del campo con cinco jugadores que aporten más orden en la zona. Sin embargo, Leo Franco decidió introducir cuatro atacantes: dos extremos y dos arietes, para reforzar la idea de equipo ofensivo. Álex Gallar y Moi Gómez en los extremos, y el dúo Longo-Cucho forman la punta favorita del técnico azulgrana. Además, esta apuesta por el fútbol de ataque se refuerza con la pólvora del banquillo. En estas tres jornadas, Leo Franco dio minutos ante el Athletic a Ferreiro y a Serdar Gürler en Bilbao y en Barcelona, aunque el cambio habitual es Chimy Ávila. El ariete argentino es el principal revulsivo por su presión a la defensa rival y el ahínco que pone en cada jugada. Su golazo al conjunto vasco en un histórico estadio como San Mamés le permitió copar todas las portadas de los medios, y lo más importante, sumar un punto más para seguir soñando. El cuarto de nueve posibles.

Leo Franco tiene definido a su once inicial. Con el parón de selecciones, el técnico tiene tiempo para preparar el choque frente al Rayo Vallecano. Quién sabe si, para entonces, habrá modificaciones en el equipo titular.