El Valencia Basket había planeado hacer de esta temporada, la de su trigésimo aniversario, algo especial, pero pocos soñaron que podrían ponerle como broche de oro su primer título de la Liga ACB. En su eterna lucha para hacerse con una plaza en la Euroliga, se había hecho un habitual de las semifinales del campeonato pero el título parecía una quimera. Hasta ahora. En la segunda campaña de Pedro Martínez, de lo que se ha hecho un habitual es de las finales, pues ya estuvo en la de la Copa del Rey y en la de la Eurocup.

Y ahora tiene dos oportunidades para estrenar corona liguera, la primera este viernes, en una Fonteta que lleva años enganchada al crecimiento de su equipo. La segunda sería el domingo ya de nuevo en el pabellón del Real Madrid pero nadie en la entidad valenciana quiere llegar ahí. Todos sueñan con tocar el cielo del baloncesto nacional en casa. En una ciudad que, harta de la decadencia del Valencia CF y con el Levante entrando y saliendo de la elite del fútbol español, ha encontrado en el Valencia Basket un valor seguro al que aferrarse.

La fórmula parte de una premisa clara: tener un grupo reconocible, especialmente en su núcleo duro. El ejemplo es el del capitán, el catalán Rafa Martínez, que vive su novena campaña en el club. Su camiseta parece destinada a ser la próxima en ser izada al techo de la Fonteta, donde reinan las de los valencianos Luengo y Rodilla, principales protagonistas de la primera etapa dorada del club, entre el título de la Copa de 1998 y el de la ULEB de 2003.

Pero también el montenegrino Bojan Dubljevic ya lleva cinco años y no quiere ni oír hablar de mudarse pese a que tiene suculentas ofertas. "Un trofeo con el Valencia es mucho, más que diez trofeos con otro equipo. Pero no es sólo mi sueño, es el sueño de toda Valencia", explicó. Su comunión con la grada es total. Y a ellos se han ido sumando jóvenes como Guillem Vives, Joan Sastre o Pierre Oriola y veteranos como Romain Sato o Fernando San Emeterio, que en su segunda campaña es ya el líder en la pista. Es el encargado de marcar el camino y advertir de los peligros.

En este caso, el del orgullo herido de los Llull, Reyes, Nocioni y compañía. "Conozco mucho cómo funcionan las cabezas de ese vestuario, tanto por la selección como por haber compartido vestuario, y sé que tienen un orgullo fuera de lo normal, por eso han ganado todo lo que han ganado. Tenemos que estar alerta y esperar al mejor Madrid y ganar al mejor Madrid", explicó San Emeterio.

Hace siete años, él ya hizo enloquecer a Vitoria con un título de la liga y hoy puede desatar esa locura en València. En el club preocupaba de cara a la próxima campaña que el caramelo de la Euroliga distrajera al equipo y al entorno de la liga ACB la única vía que tiene para repetir en la Euroliga, pero ahora podrían contar con una inesperada ayuda: la de un trono que defender.