Míchel, con un gran gol, potente e incontestable, dio ayer, día festivo en Castilla y León, la victoria al Real Valladolid, que no ganaba desde el 27 de enero, ante un Girona muy pasivo que, con esta derrota, se hunde en la clasificación y se convierte en firme candidato al descenso, junto al resto de equipos implicados en la zonaa baja. El equipo de Eusebio Sacristán se queda con 34 puntos, los mismos puntos que el Levante, que hoy se mide al Betis.

Los locales dejaron constancia de su entrega desde el primer minuto. Mucho en juego. Todo, de hecho, para el conjunto blanquivioleta, por estar en su casa, ante su afición, y porque partía con dos puntos menos respecto a su rival, un Girona que volvió a salir con cinco defensas, pero que demostró estar en una gran crisis.

Era fundamental superar el miedo. Nunca es buen aliado, y menos en un partido a vida o muerte. Y los de Sergio González lo dejaron aparcado y buscaron la posesión y el control del balón para incomodar al máximo a la zaga visitante. Valió el gol de Míchel. Un auténtico golazo que supuso más que tres puntos para un Real Valladolid que no quiere ceder en su empeño por mantener la categoría.