Fue antes de los Juegos de Barcelona cuando comenzó el romance de Antonio Pérez con el atletismo. El zaragozano estudiaba en el instituto Goya de Zaragoza. «Era el año 1986. La Federación Aragonesa de Atletismo hizo una campaña para reclutar jueces. Nos apuntamos varios compañeros y aprobamos los exámenes. Es obvio que ninguno fuimos a los Juegos de Barcelona porque éramos unos pardillos para aquella época. Pero aquí sigo», explica el zaragozano.

Pese a que tiene 49 años, ya es un veterano en las pistas de atletismo. Ya lleva en esta responsabilidad 33 años y es una de las grandes referencias internacionales. Desde que Raúl Chapado dirige la Federación Española de Atletismo preside el Comité Nacional de Jueces. «Antonio representa una nueva generación de jueces y además simboliza ese liderazgo que se adapta mucho a la globalización e internacionalización de este deporte», explica Chapado, que no tuvo ninguna duda de contar con el zaragozano cuando tomó el mando federativo. «Como persona es flexible, tolerante, sabe interpretar las reglas y por eso está tan valorado. Tiene mucho prestigio a nivel internacional, es muy admirado en la IAAF, está entre los mejores jueces del mundo y es un valor en alza», valora.

Pérez tiene el nivel III de juez árbitro, el máximo del atletismo español. Su historial es amplísimo. Estuvo en los Juegos Olímpicos de Río y también en los Campeonatos de Europa de Berlín y Ámsterdam junto a los de Glasgow bajo techo. El lunes pasado regresó de Qatar, donde vivió una experiencia única en los Campeonatos del Mundo. Nunca había vivido unas condiciones climatológicas similares. «Llegamos a alcanzar 44 grados con una humedad del 86%. Aunque en el estadio la temperatura era muy buena. La pista era nueva y el estadio tiene muchas facilidades para albergar la alta competición. Pero la humedad era muy alta fuera del estadio donde se desarrollaban las pruebas de asfalto. Pero ya se sabía que iba a ser así», indica el juez zaragozano.

Las condiciones fueron especialmente duras la primera jornada con el maratón femenino donde se retiraron 28 atletas. Pérez fue un testigo directísimo de la escabechina en un circuito iluminado y sin casi espectadores. «Ese día fue muy duro. Aunque la temperatura bajaba por la noche, la humedad era muy alta. Las condiciones fuera del estadio eran complicadas y el tiempo no lo puedes controlar. Pero el circuito estaba muy bien preparado y no había nada que se echase en falta en lo técnico. Tenía poco público, pero ya se sabía que Doha no es un país que tenga tradición en el atletismo», reconoce.

La labor de Pérez fue como juez árbitro de salidas. «Estuve en todas las finales y bajo mi supervisión había ocho personas. Intervenía en el caso que hubiera que corregir alguna salida y amonestar o reforzar una descalificación», explica Pérez.

PARTICIPACIÓN / En los Campeonatos del Mundo actuaron 250 jueces. El 90% eran locales. El resto eran internacionales. «Estábamos unas 20 personas más, diez como oficiales internacionales. Actuaban simultáneamente 150». Junto a Pérez acudió por España como juez internacional la gallega Dolores Rojas en marcha y la zaragozana Eva Herrero y el vasco José María Rodríguez acompañando al equipo. «Era la primera vez que Eva hacía su primera competición fuera de España», indica.

Pérez tuvo mucha visibilidad en televisión e incluso enseñó alguna que otra tarjeta roja a atletas. «Los que piensan que se es un buen juez cuantas más tarjetas rojas saques tienen un criterio equivocado. No estamos para cazar infracciones. Un buen juez debe tener un buen conocimiento de la reglamentación y tenemos que hacer cumplir las reglas para que el atleta haga el mejor resultado posible». Ahora sus próximos compromisos son el Mundial indoor de China y los Europeos de París. Pero sueña con los Juegos de París el 2024. Entonces Antonio tendrá 54 años.