Por altas, por bajas, por nuevas figuras que aparezcan a la Vuelta siempre le quedará la presencia de Alejandro Valverde, que afronta hoy su 11ª ronda española, casi con el mismo entusiasmo que aquel muchacho de 23 años que se presentó a la salida de Gijón, en la Vuelta del 2003, con tanto coraje que acabó llegando a Madrid en tercera posición. Nada o poco ha cambiado Valverde. Ahora ya tiene 38 años. Ahora, el seleccionador español de ciclismo, Javier Mínguez, viejo zorro, trata de convencerlo para que levante el pie, para que corra la Vuelta pensando en el Mundial. Pero sabe que es una batalla perdida, como pedirle a una cigarra que no cante en verano. Lo suyo ha sido, es y será un ciclismo ofensivo.

Que hablen con Nairo Quintana si quieren tener a alguien en el papel de favorito dentro del conjunto Movistar. «No cambia nada mi estrategia», responde cuando se le pregunta si la baja de Mikel Landa por lesión variará su forma de actuar en esta Vuelta. Y qué más le da a él, porque lo primero que hace al llegar a Málaga es consultar el libro de ruta, alli donde está anotado el día a día de la carrera, y se da cuenta que a la segunda etapa, mañana, le han quitado unos cuantos kilómetros de subida. Vaya por Dios.

Una contrarreloj de ocho kilómetros abre hoy la edición 2018 de la Vuelta. Y lo hace con una corta etapa que debe servir para conocer los encantos de la ciudad de Málaga, entre el Centro Pompidou y la famosa calle Larios. La jornada no debería arrojar sorpresas entre los principales favoritos, ni tampoco suponer ninguna dificultad añadida el hecho de que se corra a una hora inhabitual. Vincenzo Nibali, el último en salir, parte a las 20.21 horas, para acabar unos 10 minutos más tarde. Los favoritos para la victoria en esta primera etapa, triunfo recompensado con el jersey rojo de líder, son el australiano Rohan Dennis, primer líder el año pasado, el belga Victor Campenaers, reciente campeón de Europa de la especialidad y el vasco Jonathan Castroviejo, subcampeón continental.