Eran tres rivales intimidantes y son tres víctimas ilustres. La brillantez adorna el comienzo de Ernesto Valverde como entrenador del Barça, tanto por la serie impecable de victorias en la gira que reportaron el inútil título de la International Champions Cup, como por la identidad de los adversarios: la Juventus, el Manchester United y el Madrid.

Tres triunfos cosechados por la mínima pero en apenas 18 días de preparación que auguran un prometedor porvenir. Sin embargo, el negro nubarrón que pende sobre el Barça ensombrece el panorama. La posible pérdida de Neymar genera un desasosiego en la plantilla y el técnico -y en la junta, por supuesto- por la dificultad de que el futuro sustituto ofrezca un rendimiento comparable al del astro brasileño.

Neymar ha anotado la mitad de los goles de la gira, pero los números solo no cuantifican su rendimiento. Su aportación va más allá por lo que genera en sus remates. Lo que genera en dosis inigualables es espectáculo. La efectividad es claramente mejorable. El brasileño desborda como nadie. Como Messi, en realidad.

«No, no quiero especular con Neymar. Le veo donde estaba hace unos días, con nosotros, en el campo y espero que siga siendo así», afirmó Valverde, interrogado cada día sobre el futuro del delantero. El técnico empezará a preocuparse cuando se anuncie el adiós, pero no antes. Pero es consciente de que el equipo saldrá perdiendo. Con Neymar y Messi «las perspectivas y la ilusión que tenemos es ganar todos los títulos», confesó el técnico.

De momento, el equipo azulgrana ha ganado, y con eso se queda su nuevo entrenador. El Madrid lo ha perdido todo. Sin que los marcadores sean determinantes ni importen, son significativos. «Los resultados son una consecuencia del juego generalmente», sostiene Valverde, y desde esa perspectiva no tiene ningún reproche.

Contra el Real Madrid, en el primer clásico del verano, Messi y Rakitic colocaron el 0-2 en un santiamén, aunque Kovacic y Asensio igualaron antes del descanso. Piqué deshizo el equilibrio del marcador, también en la posesión del balón: 62,2% para el Barça y 37,8% para el Madrid.