Fue casi visto y no visto. En menos de cuatro horas, de nueve de la mañana a la una menos cuarto del mediodía, los abonados y accionistas del Real Zaragoza agotaron ayer las alrededor de 13.000 entradas que el club puso a la venta para la final de la Copa del Rey del próximo 17 de marzo contra el Real Madrid, que se disputará en el Estadio Olímpico de Barcelona. El reparto de localidades se realizó de una forma muy rápida, puesto que la mayoría de los aficionados que ocupaban los primeros lugares de la fila se presentaron en las taquillas con un número importante de abonos cada uno de ellos y retiraron importantes paquetes de localidades. En la primera hora de venta ya se habían distribuido más de 2.000 entradas.

Protestas contra el Consejo

Poco antes de abrirse las taquillas la gente, que en algunos casos había empezado a guardar cola desde la madrugada del sábado, empezó a gritar frases de protestas contra Alfonso Soláns, presidente del Zaragoza, y su Consejo de Administración como muestra de desaprobación por la fórmula utilizada por la entidad para la venta de localidades. El club decidió que con cada abono se podían comprar dos entradas y los aficionados hubieran preferido que se hubiese realizado un sorteo después de haber hecho una inscripción previa. Los abonados también se quejaron de que la entidad haya destinado un cupo de localidades para las peñas.

En las cristaleras de la Sala Multiusos del Auditorio, donde se vendieron las entradas, también fueron colocadas varias pancartas alusivas al malestar de los aficionados. En una de ellas se podía leer: "Demasiada afición para tan pésima gestión". Las protestas de los abonados se repitieron cuando sobre la una menos cuarto del mediodía se pusoel cartel de que se había agotado el papel. Hubo abonados que tras haber permanecido más de 16 horas haciendo cola no consiguieron localidades para acudir a la final. Ayer, en la reventa, ya habían gente que pedía hasta 200 euros por una entrada de 20 euros.