Todo lo que diga Agapito Iglesias hay que ponerlo directamente en la sala de infecciosos de la verdad. El chequeo a cualquiera de sus palabras o frases que tienen de fondo la venta del Real Zaragoza, están bajo una permanente costra de gruesa mentira y de intrigas de última hora para burlar o esquivar a los hipotéticos interesados en hacerse con sus acciones. El empresario e imputado por la justicia es un burlador de nota, pero entre toda la basura que ha acumulado a la puerta del club, en sus despachos y en el área deportiva en estos años, se extrae un modus operandi común y compulsivo: si quieres que cante, la pasta que diga yo por delante. No siempre ha sido así.

Desde hace un tiempo, y más ahora con la que le está cayendo, sus aspiraciones de ingresos por el paquete de acciones se ha rebajado de una forma considerable. Con el embargo de Romaric succionando por ley las taquillas de los partidos --gracias, Manolo Jiménez-- y los cinco millones de euros que necesita antes del 30 de junio para afrontar los pagos a todos sus empleados sin excepción, Agapito espera una oferta que le convenza.

No será la de Jesús García Pitarch por mucho que patalee Javier Tebas, una propuesta ya retirada por el director general, a quien, por cierto, no le coge el teléfono desde el 1 de enero, dos meses antes de que su ejecutivo se postulara como una salida digna para la entidad. Según ha trascendido, Agapito, al conocer las intenciones del valenciano, afirmó que sería el último a quien vendería. Pitarch ,Moisés, Bruixola y Soler ya tienen asumido que su tiempo en el Real Zaragoza se consume, en concreto hasta ese 30 de junio inquietante no solo para este cuarteto, sino para un club que podría verse expulsado del fútbol profesional por impagos.

Volvemos a la poblada sala de infecciosos, donde se ha recibido el interés de Mariano Casasnovas, condenado en firme como autor de dos delitos de fraude fiscal, y otros siete empresarios para proceder a la compraventa. En un principio Luis Oliver, viejo aspirante a la plaza y visitante habitual de los juzgados de este país (imputado por administración desleal y por blanqueo de capitales), aparecía como gancho del proyecto. La afición recibió ayer con pánico e indignación la noticia y la explosividad de ese cóctel, incluso aunque implicara el éxito de su vieja aspiración de poner fin a la era Agapito.

El comunicado redactado por Casasnovas esta mañana desvincula con urgencia a Oliver del grupo, y si se relee con atención, de ninguna de sus líneas se extrae la confirmación de una operación avanzada, sino de un interés por ambas partes. El documento gotea dudas, como papel mojado. Agapito Iglesias, mientras tanto, ya se ha encargado de inocular una información que no deja en muy buen lugar a su colega del ladrillo: dice que nunca ha hablado con Casasnovas, ni por teléfono. Así, el Real Zaragoza sigue su curso por un cauce seco, tierra santa para alacranes, serpientes y otras bestias venenosas.