Cuando aterrizó en Boltaña parecía un marciano. Cualquiera hubiese dicho que Verdasca era un joven extraviado que pasaba por allí, con ese aire risueño y un aspecto alejado del prototipo de futbolista profesional. Llegó con sobrepeso, lógicamente despistado en sus primeras horas en el Zaragoza, en las que confesó que le había impresionado el club y la manera en la que se cuidaba a los futbolistas. No aguantó la primera sesión de trabajo, tampoco prometió nada. «No lo veo como un reto muy difícil, sé que puedo ayudar a este equipo en algunas cosas», dijo en su presentación con traductor portugués. Exactamente tres meses después volvió a sentarse delante de la prensa, esta vez sonriente, aparentemente tranquilo, hablando en español.

En este viaje de casi cien días, el luso ha pasado de ser un absoluto desconocido para el gran público a central titular del Zaragoza. No es poca cosa, sobre todo teniendo en cuenta que se le reservó de entrada un papel secundario. Pero Jesús Valentín se quedó atascado en la amargura del verano, Simone Grippo se lesionó y a Álex Zalaya lo mandaron directamente a la grada. Verdasca entró y patinó varias veces, pero fue capaz de rehacerse al lado de Mikel González, el futbolista determinante en el cambio defensivo del Zaragoza, seguramente fundamental en el crecimiento rápido del portugués. «Yo me entiendo bien con todos, aunque es cierto que Mikel siempre quiere ayudar a todos con su experiencia. Y a mí también, que estoy a su lado».

Verdasca ha aprendido pronto algunas lecciones válidas a la hora de expresarse, aunque encierren tópicos de más. La primera es la humildad: «Soy muy joven y tengo que aprender cada día, siempre ir a más, mejorando en todo», dice el central, cuya ubicación en la zona izquierda de la zaga decidió el entrenador tras empezar en la derecha. Por ahí se le estropea a veces la salida del balón con la zurda, aunque lo que importen sean, sobre todo, sus condiciones defensivas. «Es un trabajo de equipo, es muy importante no encajar goles», cuenta en otro mensaje común entre los futbolistas, que remata con un argumento habitual al explicar por qué ha mejorado su rendimiento individual: «No he cambiado nada. Con el trabajo y el esfuerzo todo llega, hasta lo más importante, que es que el equipo está ganando ahora».

Sí admite el exjugador del Oporto, donde no llegó a debutar con el primer equipo, la influencia que ha tenido el ambiente en su adaptación y el crecimiento en su juego. «Me gusta mucho Zaragoza, estoy encantado con la ciudad y su gente. Estoy muy feliz y eso es muy importante. Cuando estás feliz, juegas mejor», admite el defensa, que ha sido internacional en todas las categorías inferiores con Portugal.

El Zaragoza tiene que afrontar otra vez tres partidos en un corto espacio de tiempo por la vuelta de la Copa, que en esta ocasión enfrentará al equipo de Natxo González al Valencia el martes en La Romareda. «Viene la Copa también, pero lo más importante es la Liga, donde queremos ganar siempre», remarca Verdasca, que advierte de los peligros del partido del sábado ante el colista, el Sevilla Atlético. «En esta categoría nada es fácil. El primero puede perder con el último, por ejemplo. Ha sido una semana muy bonita porque no perdimos ningún partido. Teníamos dos victorias y queríamos la tercera en casa. No fue posible, pero no perdimos, que es lo importante», explica el luso antes de remarcar que, pese a esperar un partido difícil, «queremos volver a ganar».