En un mundo, el del fútbol, en el que los jugadores apuran su carrera hasta que el físico no puede más, Jesús García Sanjuán fue un caso extraño. Se retiró a los 32 años. "Yo era joven y podía haber seguido jugando al fútbol, sobre todo en Escocia, donde no se mira el carnet de identidad tanto como aquí. Pero ya no me gustaba esa vida; cuando te levantas todos los días para ir a entrenar sin ninguna gana, sin ningún aliciente, y ya no disfrutas de lo que haces, puedes cambiarlo", explica.

En aquel tiempo, lejos ya de su época en el Zaragoza (1990-1998), García Sanjuán jugaba en el Kilmarnock, un club del oeste de Escocia, y su desencanto con el fútbol era inversamente proporcional a su ilusión ante el futuro profesional que le esperaba. "Antes de retirarme, ya había iniciado los trámites para crear una empresa; quería seguir en Escocia y había visto que el golf era un sector que tenía futuro allí, así que cuando me retiré en febrero del 2003 ya estaba todo listo", recuerda. Creó Golfescocia, su empresa actual, que es una agencia de viajes especializada en organizar estancias para torneos de golf en el país británico. Encontró la vocación en las islas, pero ya antes había comenzado a formarse para el futuro.

"Compaginaba la vida de futbolista con la de estudiante; iba a la facultad de derecho por la tarde. Pero no me gustó nada ese mundo", afirma. Descartada la abogacía y con el horizonte lleno de praderas verdes, García Sanjuan, que también tiene una fundación para ayudar a los más desfavorecidos, se centró en su empresa con varios factores a su favor. "Primero, hablaba y escribía en inglés perfectamente. Luego, mis mejores amigos en Escocia, una pareja de americanos, conocían el mundillo y me ayudaron bastante". Y, además, los recursos económicos del negocio del fútbol. "Los dos o tres primeros años me podía permitir que la empresa empezara sin agobios", reconoce.