La versión europea de fuera de casa del Casademont Zaragoza volvió a ser insuficiente. En Salónica le superó un PAOK sustentado por sus americanos, por un Smith estelar con 31 puntos, mucho más cómodo en la pista. El colista se agarró a la vida en el grupo D a costa de un Casademont que entró frío al partido, como en Valencia, y después rindió a ratos, remontando doce puntos, volviendo al partido después de quince de desventaja, pero sin la contundencia ni la continuidad necesarias como para confirmar la remontada. Así que el equipo aragonés se queda con tres victorias y otras tantas derrotas después de seis jornadas y antes de tres consecutivas en el Príncipe Felipe en las que se jugará su clasificación.

La falta de intensidad fue el motivo principal de la derrota aragonesa. A partir de ahí se derivaron más defectos, como una defensa deficiente o un ataque espeso. Además, el equipo fue muy irregular, demasiado, como para pensar en el éxito. El primer cuarto recordó demasiado a la puesta en escena de Valencia. Fisac apostó por un quinteto de menos habituales, buscando quizá su fogueo, con Ennis y Hlinason como grandes novedades. Como si de unos minutos de tanteo se tratara, a ver cómo salía el partido, el Casademont dejó hacer a su rival y encajó nada menos que 30 puntos. El PAOK solo necesitaba creer en sí mismo y el equipo araognés se lo puso en bandeja.

Regresó Rodrigo San Miguel después de su lesión y lo hizo para rescatar a su equipo. El zaragozano puso una intensidad atrás, un nivel físico, que mejoró la defensa aragonesa y provocó más pérdidas de balón en el PAOK. Los helenos solo anotaron 15 puntos en el segundo cuarto, la mitad que en el primero, y de 12 puntos de desventaja se pasó a solo uno en el descanso (45-44).

Parecía que el Casademont había hecho lo más difícil y tenía ante sí un partido nuevo para hacerse con el control de la situación. Pero no fue así y el tercer cuarto volvió a ser más de lo mismo, con Smith campando a sus anchas bien secundado por Lewis y Best. Como viene siendo habitual también, el acierto de tres fue mucho mayor en el PAOK que en el Casademont, que vio cómo se le escapaba de nuevo su rival sin poder ofrecer ningún tipo de respuesta. El equipo de Fisac se mantenía a duras penas en el partido, sin alejarse mucho de los diez puntos de desventaja, pero sin muchos síntomas de poder volver.

LA REACCIÓN / Sin embargo, cuando peor pintaban las cosas, cuando el PAOK pareció romper el duelo con una ventaja de 15 puntos (80-65) a solo cinco minutos del final, llegó la reacción aragonesa. Cinco puntos de Brussino, dos de Justiz y otros dos de Seeley pusieron el 80-74 a tres minutos del final y el miedo en el cuerpo a los griegos, que ya habían visto escapar varias victorias en el último tramo del partido. Sin embargo, hasta ahí llegó la resurrección del equipo zaragozano. El Casademont no tuvo continuidad ni acierto hasta el final. Desperdició demasiadas oportunidades y no supo cómo frenar a Smith, el gran héroe local.

El PAOK superó al Casademont en casi todo. Para empezar, en las ganas de ganar. Después, en acierto desde todas las distancias y en rebotes. El equipo aragonés no pudo hacerse fuerte en aquello que lo es, como capturar rechaces, y no encontró una vía segura de anotación ni por dentro ni por fuera. Así que los griegos se llevaron el partido con toda justicia y el Casademont sigue con su pequeño bache que no lo es tanto por los resultados sino por sus actuaciones sobre la cancha. Con la de Salónica ya acumula tres derrotas seguidas, dos en Liga y esta en Champions, y, sobre todo, dos encuentros consecutivos en los que fuera de casa ha rendido a un nivel insuficiente.