—¿Cómo siente esta oportunidad que se le abre en el Zaragoza?

—Estoy muy orgulloso de haber firmado por este gran club. Me siento una pieza importante y vengo con muchas ganas de trabajar para poder ayudar al equipo con mis cualidades.

—¿Es un momento crucial en su carrera?

—Sí. Ya tengo casi 28 años y es un momento clave. Tengo que explotar. A ver si es este año y podemos subir.

—No lo ha tenido fácil en las últimas temporadas, con cesiones a otros equipos como Leganés u Oviedo, con otros periodos sin jugar. ¿Le ha impedido eso crecer y asentarse?

—Cuando llegué al Rayo desde el Toledo, me cambió la vida. Fue un paso muy importante en mi carrera pasar de un Segunda B a un Primera. Entonces entendía que me iban a ceder y creo que en el Leganés hice un muy buen año. Pensaba quedarme ese año en Primera con el Rayo, pero no pudo ser. Al final ha sido un vaivén que no me ha beneficiado. Soy de los jugadores que prefiero estar varios años en un equipo. Me gusta asentarme, echar raíces. Por eso creo que este año puede ser clave. Me gustaría que fuese un año bonito, el primero de muchos aquí.

—¿Por qué no ha conseguido ser constante?

—En el fútbol hay muchos factores y es difícil tener una constante. Es verdad que a mí me ha costado, pero este año voy a luchar por tener un ritmo constante y ser un fijo para Imanol.

—¿Con qué idea llega?

—Voy a aportar ganas, ilusión, velocidad y mucho trabajo.

—¿Sabe que La Romareda es un estadio distinto, para lo bueno y para lo malo?

—Lo sé. Eso está bien. La exigencia de la afición es buena porque hace que no te relajes.

—Desde que decidió no seguir en el Rayo, ¿tuvo alguna duda de que elegiría el Zaragoza?

—Lalo ha estado muchos años detrás de mí, incluso antes de llegar al Zaragoza. Cuando se puso en contacto, me decidí porque es un sitio muy bonito en el que, si las cosas van bien, puede ser todo maravilloso.

—¿Se ha encontrado lo que se esperaba?

—No. Es mejor de lo que me esperaba. Me he encontrado un grupo con buena gente, humilde. Gente que me ha hecho ser uno más desde el día que llegué y eso es muy importante. Fuera del club, la gente es muy cercana, me han ayudado en todo.

—Ya habrá oído muchas veces que el Zaragoza es un equipo de Primera. Si embargo, arranca su sexta temporada consecutiva en Segunda. ¿Cómo se explica?

—Es que lo es. Es de Primera, pero debemos tener la cabeza en Segunda, que es donde estamos y trabajar día a día con humildad para poder hacer grandes cosas.

—¿Sabe que el ascenso es casi una obsesión en Zaragoza?

—Sí, pero las obsesiones a veces son traicioneras. Hay que tener la mente fría, sobre todo al principio, y pensar en ir a más hasta que queden pocas jornadas. Entonces ya podremos hablar del ascenso, pero creo que ahora no es bueno meterse la presión y hablar solo de ascender y ascender.

—¿Cuando se disputaron los ‘playoffs’ la pasada temporada ya sabía que iba a jugar en el Zaragoza esta temporada?

—Sí. Vi el partido del Numancia en mi casa con la camiseta del Zaragoza (risas).

—¿Cuál es su sueño?

—Ascender y jugar en La Romareda en Primera División.

—¿Qué es el fútbol?

—Es una pasión y un deporte. Lo que se vive dentro de un campo, cuando marcas un gol por ejemplo, no tiene precio.

—¿Conoce la atmósfera de La Romareda?

—Sí. Estoy deseando ya jugar ahí.

—¿Es futbolero de cuna?

—Sí. Con dos años ya le daba patadas al balón. Con 4, como era muy inquieto, me apuntaron a un equipo de fútbol sala. Es mi pasión y mi vocación. Desde siempre mi regalo preferido era un balón de fútbol.

—¿Es lateral o extremo?

—Soy un futbolista que se siente bien en el campo. Había sido siempre extremo hasta no hace mucho. Y de lateral me siento más cómodo si mi equipo tiene la posesión porque soy más ofensivo que defensivo. Veremos dónde me sitúa el míster.

—¿Quién fue el primero que le puso de lateral?

—Pablo Alfaro, en el Toledo. Me subieron a una pretemporada y teníamos que jugar contra el Getafe de Primera. Había un hueco en el lateral izquierdo y Pablo me puso ahí casi por rellenar. Jugué tan bien que esa temporada la jugué ya entera de lateral.

—En el Toledo también coincidió con Imanol Idiakez.

—Tengo muy buenos recuerdos. El año en el que estuvo él fue el que exploté. Por eso me fichó el Rayo. A ver si podemos repetir playoff y ascenso.

-¿Idiakez lo colocaba de lateral o de extremo?

—Me iba cambiando. No sé ahora dónde me verá. Pero de lo que me elija daré lo máximo de mí.

—¿Qué destaca del entrenador?

—Es una persona humilde, trabajador y muy cercano, que para el jugador es muy bueno. Es un entrenador que está encima, que te habla, que te enseña. Está muy empeñado en la posesión y en la salida de balón.

—¿Cómo veía al Zaragoza los últimos años?

—Aunque ha tenido épocas muy malas, lo he visto siempre como un equipo grande. El ambiente que rodea al equipo y su historia lo demuestra. Sabemos lo que es La Romareda y lo que nos va a ayudar. Debemos hacer un fortín del estadio. Yo ya lo conozco, además. He estado tres veces como rival. Perdí el año pasado con el Rayo (3-2), antes con el Leganés (2-0) y también con el Oviedo (1-0).

—¿Se puede prometer subir?

—Es pronto aún, pero ojalá llegue este año ya el ansiado ascenso.