Láinez quiere jugar hasta las pachangas de los entrenamientos. Disfruta con su trabajo como nadie, y, por lo tanto, también lo sufre en la misma medida cuando, por diferentes circunstancias, los servicios médicos le dan la baja. Esta temporada la lleva bien, pero no tanto como le gustaría. Sin ir más lejos, mañana no podrá estar en el Vicente Calderón en uno de esos encuentros que le motivan, posiblemente con el futuro de su equipo en juego. El golpe fortuito que tuvo con Dani en el ensayo del miércoles le ha dejado una dolorosa herencia en un tendón cercano a la rodilla. Ayer lo intentó en La Romareda. "pero cuando golpeé al balón, me doble como un pelele. Así no podía ir a Madrid". Cualquier gesto explosivo podía traicionarle.

Víctor Muñoz no lo tenía tan claro. El técnico tiene una fe ciega en él, y en la rueda de prensa posterior al entrenamiento a puerta cerrada en el estadio municipal comunicó la inclusión del guardameta en la convocatoria, a la espera de una resonancia magnética que se le realizó sobre las 15.30 horas, antes de que el conjunto aragonés partiera en AVE hacia Madrid. "No se ha apreciado nada en la rodilla", comenta Láinez, "pero la molestia muscular es fuerte y no podía correr ningún riesgo. Ni yo ni el equipo, que se juega mucho en este encuentro". Para que diga que no, le tiene que doler de verdad. "Frente al Barcelona en la última jornada estaré seguro porque no es nada importante", explica el zaragozano.

En casa

El problema radica en que no puede impulsarse ni saltar, y claro "como para decirle a Fernando Torres, ´eh¡, espera un momento", bromea el futbolista, que se quedó en casa. Su ausencia siempre se observa con preocupación. Raúl Valbuena, recuperado de una tortícolis, será su sustituto después de que Láinez brillará con intensidad en el vital triunfo ante Osasuna. "Es una pena porque te ves obligado a parar cuando mejor te encuentras", se lamenta.

En Anoeta le dejó KO una gastroenteritis. Tampoco puedo jugar contra el Albacete en La Romareda. En el Sánchez Pizjuán sufrió una contractura en un gemelo mientras calentaba, y a Vigo viajó casi de turista, con una uña martirizándole. Frente al Valladolid, en Pucela, tampoco estuvo bajos los palos. Mañana verá el partido del Manzanares por la tele, sufriendo, pero convencido de que de la capital "saldremos salvados".