El Real Zaragoza le tiene tomada la medida a los derbis a la perfección. Hasta el momento, los seis que ha jugado los ha saldado con victoria. En esta ocasión el rival era el Balsas Picarral, y en un encuentro aburrido y con poco juego, casi todo puesto por el cuadro local, los de Carlos Rojo cosecharon una nueva victoria, con la esperanza de que le sirva para volver a colocarse en los tres primeros puestos.

El Balsas saltó sin miedo al césped de la Ciudad Deportiva, tratando de evitar que el Zaragoza se hiciera con el control del centro del campo. Aguantó los primeros minutos, pero conforme fue pasando el tiempo, los blanquillos cogieron el timón del encuentro, casi sin quererlo. El Balsas cada vez tenía más dificultades, al principio se atascaba en un charco maldito en la esquina del área zaragocista, luego ya ni siquiera llegaba hasta el charco. Al cuarto de hora, en un centro de Zapater que parecía inocente, apareció Vicente en el primer palo, y de espaldas a la potería le dio al balón de tacón. Puértolas trató de agarrarlo, pero se le escapó de las manos y, entre sus piernas, entró mansamente en la portería. La mejor ocasión del Balsas para empatar fue una jugada individual de Salcedo, pero la rápida salida de Dorronsoro evitó el peligro. Dos minutos después de esa jugada, Vicente se adelantó a la salida de Puértolas, y, con leve toque de cabeza, marcó el segundo tanto.

La segunda parte careció de intensidad. El Zaragoza se limitó a controlar, teniendo pocas ocasiones, casi todas de tiros lejanos. Conforme se acercaba el final del encuentro, el Balsas apretó en busca del gol, pero lo más peligroso que hizo fue un lanzamiento de córner por parte de Góngora en el que Dorronsoro se tuvo que emplear a fondo para que no entrara directamente, y un disparo de Orta, ya en el tiempo añadido.