En este recién cerrado mercado de invierno, el número de movimientos ha sido extraordinario, con una frenética actividad en muchos de los equipos que intentan escapar de los puestos de descenso, pero también en los que ocupan zona de privilegio. Especialmente llamativa ha sido la calidad de algunos de esos refuerzos y su peso económico. El Sporting (10,9 millones de límite salarial), el Cádiz (7,9), el Málaga (25,2), el Granada (9,5) e, incluso, el Tenerife (8,3) han elevado o apuntalado con mucho criterio la categoría de sus plantillas. El Real Zaragoza, con 6,3 millones de gasto permitido, ha hecho lo que ha podido y, seguramente, entre lo que podía hacer, ha hecho lo mejor. Linares y Dorado, que ya entraron en la citación para Las Palmas, son futbolistas con mucho oficio, compromiso asegurado y también calidad. Amén de Guitián, una bendición, recambio de Grippo tras su lesión.

Víctor Fernández mostró su perplejidad en la rueda de prensa previa al partido, entre asombrado y asustado por cómo se habían robustecido unos cuantos rivales en contraste con lo que él había vivido en primera persona: las penurias del Real Zaragoza para cerrar los fichajes de dos futbolistas de 36 años. «Jugamos en otra Liga y esa es nuestra realidad». Esa fue la frase con la que escenificó su lamento. Si Dorado y Linares mantienen un buen estado físico, ayudarán seguro. Al Zaragoza, como ha hecho el resto, también le hubiera gustado acceder a otros jugadores. No puede ser. La realidad es la que es.