No podía ser de otro modo. El Real Zaragoza de Víctor Fernández siempre se ha caracterizado por ser un equipo ofensivo. Atrevido. Valiente. Los equipos del técnico aragonés miran el fútbol en vertical, siempre hacia delante y con el gol como destino final. Así también sucede esta temporada, a pesar de la delicada situación clasificatoria del Zaragoza cuando Víctor acudió al rescate. Aun con el equipo en puestos de descenso y un panorama desolador, Víctor no alteró un ápice su mensaje: «No he cambiado en mi concepto de juego ni en mi estilo. Tenemos que recuperar identidad y terreno a partir del juego porque lo importante es el talento y poner siempre a los mejores», expuso en su primera intervención como entrenador zaragocista. «Necesitamos asumir más riesgos y atrevimiento en el campo, que es algo que no he visto en los últimos partidos por las razones que sean», añadió.

Así es su Zaragoza. Un equipo que tira hacia arriba tanto en la clasificación como en el terreno de juego. De hecho, desde la llegada de Víctor al banquillo, ninguna otra escuadra ha sido capaz de marcar más goles. Solo Numancia y Córdoba igualan las once dianas anotadas por los aragoneses en estos siete encuentros. Es decir, ninguno de los primeros clasificados atesora este bagaje ofensivo, aunque Osasuna y Oviedo se quedan muy cerca tras haber logrado diez tantos. El Albacete, líder y próximo rival del Zaragoza, se queda con nueve.

Con una media de 1,5 goles marcados por partido, el Zaragoza de Víctor tan solo se ha quedado un encuentro sin marcar. Fue en La Romareda ante el Málaga (0-2), en un choque en el que los aragoneses fueron superiores pero pagaron caro su falta de eficacia en las dos áreas. En cinco de esos siete duelos con Víctor al mando, el equipo anotó dos tantos (ante Extremadura, Sporting, Rayo, Oviedo y Lugo) mientras que en Las Palmas solo fue capaz de marcar uno (1-1) aunque dispuso de ocasiones para ampliar esa renta e, incluso, disputó los últimos veinte minutos con un jugador más en el campo por expulsión del centrocampista local Peñalba.

A AÑOS LUZ

El promedio realizador con Víctor es, pues, notablemente superior al del Zaragoza anterior. Con Idiakez, el equipo logró doce tantos en diez partidos (1,2 por choque) mientras que la etapa de Alcaraz concluyó con un paupérrimo promedio de 0,7 tantos por encuentro tras haber conseguido apenas media docena de ellos en los ocho partidos disputados con el técnico granadino en el banquillo.

Álvaro, con tres goles en este periodo, es el máximo artillero del equipo de Víctor, aunque la cuenta particular del delantero bien podía ser algo mayor, ya que en Lugo desperdició dos ocasiones claras además de malograr un penalti que mandó fuera. Pero el catalán ha mostrado su mejor versión de la mano del técnico aragonés, que no pudo contar con él en dos partidos (ante Sporting y Málaga) debido a una rotura muscular que, además, le obligó a participar apenas unos minutos del siguiente compromiso ante el Rayo Majadahonda en Madrid. Su salida coincidió con la reacción del Zaragoza, que logró empatar un 0-2 adverso.

Los ocho goles restantes marcados por el Zaragoza en estos últimos siete partidos se los han repartido entre otros tantos jugadores -Pombo, Papu, Guti, Álex Muñoz, Eguaras, Soro, Linares y Guitián-. Solo en dos de esos partidos (en Gijón y Las Palmas), los goles del Zaragoza se anotaron en la primera mitad. Pero solo fueron tres en total. Los ocho restantes se celebraron tras el descanso. Porque desde que está Víctor, las segundas partes sí son buenas.

El Albacete, el mejor visitante de la categoría, pondrá a prueba la marca de Víctor.