Juan Luis García Velilla terminó ayer su maratón particular con un glorioso triunfo de su equipo, el Colores Schär, en la fase de sector nacional cadete que se celebró en el pabellón Siglo XXI. Las locales se impusieron in extremis por 27-26 al Oar Gracia. García entrenaba también al equipo masculino del Stadium Casablanca que compitió en Zarautz y con el que alcanzó la final de consolación frente al Elda (perdieron por 33 a 30). Fueron cuatro jornadas sin un segundo de respiro para el técnico zaragozano.

García, que ha vivido mil batallas en el balonmano aragonés, no recordaba nada igual a lo sucedido en el último minuto del encuentro. «Afortunadamente no ocurren mucho estas circunstancias porque sacaríamos a más de uno con infarto. Lo he pasado muy mal, pero han sido unos segundos maravillosos. Pero esperamos que no se den más situaciones así», indicaba con ironía este sabio del balonmano aragonés.

Se agotaron los calificativos para el partido que hicieron las zaragozanas. Heroínas, guerreras, valientes... Su triunfo fue una cuestión de fe frente a las vallesanas. Todo el segundo tiempo fue un toma y daca entre los dos equipos con repetidos empates. Pero se llegó a los minutos decisivos. A 1.15 minutos para el final el Oar Gracia ganaba 24 a 25. Pero las cosas fueron todavía peor para las locales. Los árbitros valencianos Mínguez y Díaz se mostraron muy rigurosos con el Colores. Primero excluyeron a Marina Barrés y después a la cerebro del equipo, la capitana Elena Miguel. Con todo casi perdido Laura Bazco se inventó dos obuses que fueron gol.

A las catalanas les quedaban 24 segundos para empatar el partido. Colores estaba contra las cuerdas, pero al menos tenían la prórroga casi asegurada. Pero sucedió lo imposible. A falta de cuatro segundos las aragonesas robaron el balón. Barrés no lo dudó. Se llevó la pelota por el extremo derecho e hizo bingo. «He ido a por todas y no me lo he pensado. Tenía clarísimo que tenía que lanzar a puerta. Se lo dedico a Juan Luis, mi entrenador, y a mi familia», explicó la extremo.

La capitana

Hasta Elena Miguel, la jugadora más tranquila del mundo, comenzó el partido muy nerviosa. La responsabilidad era muy grande para esta jugadora que ha nacido para jugar a balonmano. «Cuando me han excluido a falta de un minuto he sentido rabia. Pensé entonces que no ganábamos ni de coña. Pero al final hemos sacado el partido, que es lo importante. Lo que nos ha salvado ha sido nuestra defensa», explicaba la máxima anotadora del partido con siete goles. Ahora el Colores Schär quiere repetir otro milagro en la fase final.