Son las diez de la mañana y me siento delante de mi ordenador para escribir unas líneas de calma y mucha atención dedicadas al coronavirus. Os escribo desde Italia, más concretamente desde Montesilvano, aunque cualquier sitio da igual. Toda Italia es zona roja. Escribo esto para concienciar a la gente, aunque no soy médica, ni política. Pero os hablo desde la experiencia personal, que a veces cuenta mucho más.

Estoy viendo que en España está sucediendo lo de aquí de hace un mes. Se habla con mucha superficialidad, quitándole importancia al problema, y sin observar lo que está pasando en el país vecino. Demostramos que el ser humano a veces es poco inteligente. Basta con ver cómo lo han hecho en China y seguir ese modelo. Con la grandísima población que tienen, es lógico que el número de casos de infectados haya sido brutal, pero han sido capaces de construir hospitales para esta emergencia, desinfectaban las calles, han cerrado todo y todos están en sus casas. ¿Cuál ha sido el resultado? Que después de dos meses largos parece que la situación está controlada aunque el problema no haya desaparecido.

Sin embargo, aquí en Italia hemos querido ser más listos que nadie. Cuando cerraban los colegios y universidades del norte por este problema, la gente usaba los trenes y autobuses y los medios públicos para ir al sur. Sé que depende mucho del buen sentido de las personas, pero creo que hubiera bastado con cerrar los medios de transporte públicos y así se hubiese evitado ese trasvase. Esto ha provocado que en poco tiempo los contagios hayan aumentado considerablemente. Comenzaron a cerrar cada vez más cosas, hasta cerrar todo. Pero por desgracia las normas son un poco ambiguas y ahí entra nuestro sentido común.

Ves los bares cerrados, pero el estanco está abierto y con fila. Entonces piensas que la gente no ha entendido nada. ¿Somos estúpidos? La respuesta es que sí. Se aconseja estar en casa el mayor tiempo posible, evitar centros comerciales donde hay mucha gente... ¿Por qué? Porque todavía no hemos entendido que se contagia fácilmente, que no se sabe quién lo tiene y quién no.

Este virus es caprichoso y hay gente que puede ser portador, pero hace la vida normal porque no lo sabe. Es importante quedarse en casa. En España estáis a tiempo de controlar la situación. Ante todo sed inteligentes, sed humanos y sed buenas personas.

Hablo todos los días con mi familia, en parte para tranquilizarles porque estoy bien y sobre todo para decirles y aconsejarles lo que tienen que hacer. Pero no desde ahora. Ya hace semanas que les digo que eviten contacto con otras personas, que tengan más higiene de lo normal cuando se entra en casa, sobre todo porque está mi abuela y no solo es que afecte a la gente mayor. Es otra de las mentiras porque tenemos todos las mismas posibilidades si sufrimos el contagio.

Mamá, no vayas a... Papá, evita por favor ir a... Hablo con mi hermano, que es médico pediatra en Madrid en diversos hospitales. Me pregunta cómo está la situación en Italia, cómo la estamos viviendo y, sobre todo, qué medidas se están tomando. Hacemos intercambio de información y me dice cómo están actuando en Madrid. Le digo que van dos semanas retrasados y están tomando las mismas medidas que en Italia hace 14 días.

No niego que pienso mucho en él (David) y en Quique. Al estar todo el día en el hospital se les viene todo encima. ¡Les mando mucha fuerza! A Alfredo, mi otro hermano, le doy los mismos consejos. Aunque está más informado de lo que pasa en Italia que yo misma. A los amigos del equipo de fútbol sala del Red Star de Zaragoza les aconsejé que cerraran y que se adelantaran a la federación porque ya lo había vivido.

Ahora me encuentro en cuarentena y estamos obligados a estar en casa hasta el 3 de abril. Estoy en el noveno día, no es fácil, pero tenemos que buscar el modo de respetar las normas. Hay que tener una autorización para moverse de un sitio a otro de la calle y si la causa no es justificada, pueden multarles o llevarlos a la cárcel. Se han tenido que poner así de exigentes porque no se llega con el sentido común. Es importante ver el lado positivo de las cosas. Sobre todo os digo a los que estáis en casa con la familia que aprovechéis estos momentos que luego en los días normales no tendréis. Os lo digo a muchos kilómetros de distancia de mis seres queridos. «Estad en casa, porque es el único modo de protegeros y proteger a los demás».