El Casademont Zaragoza ganó al Brose Bamberg, que es lo mejor y casi lo único que debería decirse de este partido. No es poco, porque se trata de seguir avanzando y hacerlo en cualquier circunstancia, jugando peor, sin acierto, también tiene su mérito. La cuestión es que el equipo aragonés ya suma dos de dos en esta segunda fase de la Champions y es líder del grupo L junto al Nymburk, su próximo rival en el Príncipe Felipe. Queda mucho, pero la final a ocho está un poco más cerca.

El Casademont ganó pero sufrió más de lo que dice el marcador (77-65) porque casi nunca estuvo cómodo. El Bamberg no le dejó correr, no le permitió hacer su juego y al equipo aragonés le costó mucho, muchísimo anotar. En algunas fases cayó en la desesperación por no poder lograr su objetivo. Sin embargo, los germanos todo lo que ganaron en defensa lo perdieron en ataque, porque sus lanzamientos fueron todavía más desacertados que los del Casademont y acabaron alejándose poco a poco de la victoria.

El partido comenzó muy igualado y con muy pocos puntos. El Brose Bamberg erraba casi todo y al Casademont le costaba anotar, obligado por su rival a jugar posesiones muy largas. Aun así, el duelo comenzó con 7-0 en los primeros cinco minutos de juego, situación que cambió con la salida de Kravish en el conjunto rival. La balanza se niveló y los puntos fueron cayendo con cuentagotas.

Desde el principio el Brose controló el rebote. Doce capturas ofensivas en la primera parte le dieron otras tantas oportunidades, pero su acierto anduvo en unos niveles bajísimos. De hecho terminó los primeros 20 minutos con un 35% en tiros de campo. Eso le permitió al Casademont mantener la igualdad al paso por los vestuarios (33-31).

Después no mejoró mucho la cosa en cuanto al juego y siguió una dinámica parecida. Un Casademont incómodo y un Bamberg dominando facetas importantes pero desacertado en ataque. Los aragoneses dieron incluso muestra de desesperación en algunas acciones, en errores que no eran habituales, pero sacaron la garra, tiraron de rasmia y de espíritu para llevarse el partido aún sin jugar bien.

El conjunto de Sergio Hernández se mostró más solido, lo suficiente, como para empezar a desnivelar el marcador, lo único que importaba ya a esas alturas. A veces cuando un partido se tuerce ya no se puede enderezar (y parece todavía más complicado sin público en la grada), pero hay que saber ganarlo. Es lo que hizo el Casademont, que logró una cierta continuidad en su ataque y robó más balones en defensa al inicio del tercer cuarto para empezar a estirar su ventaja por encima de los cinco puntos, incluso por encima de los diez por primera vez casi al final del periodo.

El último cuarto fue más de lo mismo, el Casademont encontró más puntos que su rival y acabo incluso ganando con cierta comodidad o, si se prefiere, sin apuros por lo que se refiere al marcador. El equipo aragonés se apoyó en el colectivo para ganar. Los diez jugadores en pista sumaron algún punto, con cuatro de ellos por encima de los diez, ninguno acabó con valoración negativa y ninguno llegó a los 30 minutos de juego, aunque Sergio Hernández cambiara las rotaciones.

El Casademont logró una victoria de equipo en un momento importante, en el que no puede fallar si quiere llegar a la final a ocho. Ganar en casa es fundamental en esta fase de la Champions y el equipo aragonés camina con paso firme a pesar de no jugar bien en la noche de ayer. Ahora le espera la visita al Palau este sábado y volver a defender su plaza en el Príncipe Felipe ante el Nymburk checo, que también ha ganado sus dos partidos.

Ficha técnica

Casademont Zaragoza: Sulaimon (6), Ennis (15), Brussino (2), Barreiro (10), Hlinason (4) -cinco inicial-, Benzing (13), Harris (17), San Miguel (3), Javi García (5) y Wiley (2).

Brose Bamberg: Hundt (11), Vitali (9), Ruoff (2), Sengfelder (8), Shevon Thompson (4) -cinco inicial-, Fieler (5), Kravish (17), Ogbe (9) y Plescher.

Parciales: 14-13, 19-18, 23-16, 21-18.

Arbitros: Poursanidis (Grecia), Mitrovski (Macedonia) y Liszka (Polonia).

Eliminados: Excluyeron por personales a Ruoff (m.37), del Brose Bamberg.