David Abajo cambiará de chip la semana que viene. Después de entrenar a las promesas del Formigal Esquí Club desde el pasado mes de diciembre, cogerá los trastos y se subirá al refugio de Respomuso. A 2.200 metros de altitud y muy cerca de tresmiles legendarios como la Gran Facha, los Infiernos o el Balaitous, recogerá el testigo de guarda de su hermano Javier.

Su labor docente con los esquiadores y su trabajo en Respomuso tienen como punto en común que se realizan en la alta montaña. «Ambas se complementan bastante bien. Cuando no estoy en uno, echo de menos el otro. Cuanto más dominas los esquís, más seguro eres en el refugio», explica. Por otro lado, «el esquí es enseñanza pura y dura y en los refugios atendemos a los montañeros y les enseñamos ciertos aspectos. Si quieres que los jóvenes esquiadores valoren los riesgos de la montaña, qué mejor que ser guarda de refugio para transmitírselos. El alpinismo y el esquí se practican en invierno, con temperaturas bajas y ambos exigen un sacrificio y motivación extras».

David Abajo nació en Jaca hace 43 años. Él y Javier son hijos del popular alpinista Ursicinio Abajo. «Siempre hemos vivido en Formigal y somos la primera generación que hubo en la estación. Mis padres se conocieron allí y fueron a vivir cuando se abrió la estación». Ursi inculcó desde pequeños a sus hijos el alpinismo. «Con él subí el Mont Blanc con 13 años», explica.

Los inicios

Al tiempo que daba sus primeros pasos, David Abajo aprendió a esquiar. «Recuerdo que tenía tres años y mis padres me subían en pañal con el trineo. Con 11 años entré en el equipo nacional promesa y estuve hasta 1995». A partir de los 20 años despuntó como uno de los mejores de España en una generación en la que también destacaban Javier Domínguez, Vicente Tomás, Ricardo Campo, Luis Cristobal y Ovidio García. «Estuve en Campeonatos del Mundo júnior y en el Campeonato del Mundo de Sierra Nevada, junto a alguna prueba de la Copa del Mundo». Lo que más le gustaba era tirarse tumba abierta. «Mi especialidad era el descenso. En Francia en una carrera de supergigante me quedé sin conocimiento en Serre Chevalier», afirma.

Mientras tanto, el refugio de Respomuso se abrió en 1993. «Dejé el equipo nacional en 1996 y comencé a trabajar en el refugio en el verano. Mi padre estaba en el invierno junto a Toni Martí y, cuando fue delegando, yo empecé a hacer turnos de invierno. Hace dos años cayó un alud y el refugio está cerrado los inviernos, por lo que mi hermano y yo tenemos la capacidad de trabajar en la estación», explica Abajo.

Está casado con Juani, una manchega que se siente en el Pirineo como en casa y tiene dos hijos, Andrea y Alberto. «Ella está centrada en los estudios y el pequeño está volcado con el deporte en el Programa Esquí-Estudio». Es presidente del Formigal Esquí Club y es el responsable del esquí estudio de Formigal.

Abajo vive en primera persona el esquí lúdico de Formigal con su trabajo de alto rendimiento. «Seguimos cojeando en el alto rendimiento y lo vemos como algo lúdico. En categorías inferiores el volumen es muy similar en Aragón y Cataluña, pero cuando se hacen mayores nos superan. Llega poco dinero de las instituciones a los clubs, que ponen el dinero con los padres», cierra.