Observando desde la tribuna los escenarios que él una vez comandó, la nueva vida de José Mourinho como analista de Sky Sports lo coloca en un papel desconocido, el del extraño irreverente del fútbol. En esta época del año, el portugués siempre ha ocupado un banquillo desde su llegada en el Benfica en septiembre del año 2000 y ahora le toca observar el fútbol desde lejos, como cuando estudiaba Ciencias del Deporte en Lisboa o trabajaba como traductor para sir Bobby Robson en Barcelona, dejando la adulación y el respeto para otros.

La situación lo hiere. "Echo de menos el fútbol, tengo muchas ganas de volver a entrenar", dijo Mourinho entre lágrimas en un vídeo a Sky Sports cuando fue presentado como nuevo fichaje de la cadena. Aceptó desalmado su nuevo trabajo, triste por no tener entrenamientos para planificar y ruedas de prensa tempestuosas, pero conservando un foco de atención.

"Seguro que mi próximo trabajo será difícil porque soy muy malo para elegir proyectos", dijo en una entrevista reciente en el 'Daily Telegraph'. "Pero siempre es lo mismo, cuando voy al Madrid, es porque el Madrid está en problemas, cuando voy al United es porque el United está en problemas...". Y coincidiendo con los rumores de un posible retorno al club blanco añadió: "Cuando voy a un equipo por segunda vez es porque están en crisis, ya no son el conjunto que eran y quieren volver a ser campeones con un equipo nuevo".

Revisando ideas

Mourinho está ahora bronceado, quizá un poco más delgado y con un rostro más saludable que la figura desgastada que partió del Manchester United en diciembre. Dice que ha estado viajando, revisando ideas y haciendo algo que describe como "reformular su próximo 'staff'". Reconoce que se encuentra bien y que está "aprovechando el tiempo".

Paralelamente, el portugués sigue su vida de tertuliano conservando intacto el carácter irreverente, insultante e incorrecto que mostraba ante la prensa como entrenador. Sus formas son un auténtico anzuelo televisivo, amigo y enemigo de la audiencia, carismático villano orgulloso hablando con superioridad, usurpando el protagonismo de los otros con el aplomo de un aristócrata y las salidas de tono de un cómico: "Tengo cuatro favoritos para ganar la Premier League: el Manchester City, el Tottenham, el Liverpool... y el Manchester City B".

Más allá de las formas, los conocimientos técnicos de Mourinho son indudables y agrega detalles impresionantes sobre el juego. Sus discusiones con Jamie Carragher y Gary Neville son ricas fuentes para ávidos de conocimientos futbolísticos.

Residencia de retirados del fútbol

Sin embargo, el estatus de intruso insubordinado saca a la luz la fuente de algunas de sus neurosis. Sus conocimientos no justifican un comportamiento propio de alguien frustrado, un hombre que nunca tuvo su momento como jugador y ahora quiere recuperar el tiempo perdido como entrenador. Una dura ironía, pues, que ahora pase su tiempo en el exilio de los terrenos de juego rodeado de exprofesionales encerrado en un estudio de televisión, como si hubiera ingresado en una residencia de retirados del fútbol. Mourinho, que dice no pertenecer al mundo de los tertulianos, está ávido por volver a entrenar.