Antonio Salazar (Alfajarín, 1918), uno de los nombres ilustres del ciclismo aragonés, recibirá hoy el homenaje y reconocimiento de sus compañeros exciclistas por toda una vida dedicada al deporte del pedal. Este hombre, que participó en 1939 en la primera edición de la Vuelta a Aragón, conserva una lucidez excelente para recordar una época en la que el ciclismo era un deporte de aventureros. "Participé en la primera Vuelta a Aragón pero no pude terminarla. Yo era muy joven y como se disputó al poco de terminar la Guerra aquí vinieron los mejores del momento: Cañardo, Rodríguez, Ezquerra, Escuriet, Sancho... Muchos habían estado compitiendo en Francia durante la contienda y estaban en plena forma", señala.

Su trayectoria de ciclista no fue muy extensa pero cosechó varias victorias. "Recuerdo haber ganado la Vuelta a Zuera dos veces y también en el 39 el Premio Inauguración. Había entonces buenos ciclistas en Aragón, pero el mejor era sin duda José Lahoz", dice.

Directivo del Iberia

Apasionado del ciclismo desde niño, Salazar conserva una gran cantidad de documentación de la época. Su pasión continuó más tarde como directivo del CC Iberia, donde sacó adelante grandes retos. "Junto a Germán Guillén nos propusimos resucitar la Vuelta a Aragón en 1965. Desde el 39 se habían disputado dos ediciones y estaba desaparecida. Costó mucho trabajo pero lo conseguimos. Desde entonces ya ha tenido un desarrollo regular", apunta. Su trabajo en el Iberia, como señala en el libro que escribió junto a Enrique Bernad, estuvo dedicado también a la organización de otras excelentes pruebas. "Organizábamos el Circuito de la Ribera del Jalón, una prueba de gran prestigio a nivel nacional. Trueba la ganó un año". Conoció en persona al legendario Zaurín, apodado El Tragakilómetros . "Era el jefe de excursiones del Iberia. Marcaba el ritmo y nadie podía rebasarle".

El trabajo de Antonio Salazar a favor del ciclismo encontró excelente acomodo en la Federación Aragonesa durante 24 años, ocho de los cuales como presidente. "No teníamos dinero pero se rentabilizaba bien. Junto a la maravillosa gente del CC Sabiñánigo pusimos en marcha la Clásica Zaragoza-Sabiñánigo en una época en que no había apenas pruebas de un día en profesionales. Trabajé mucho por la consecución del velódromo, aunque luego otros recogieron los frutos. Hoy ahí está completamente inactivo", dice con pena.

En su mente creadora y reflexiva sobre el ciclismo, Salazar sigue dando pedales. "El ciclismo no ha evolucionado apenas nada. A diferencia de otros deportes, sigue igual que hace cien años. Si de mí dependiera, las grandes vueltas se disputarían por equipos y con posibilidad de sacar reservas. Serían competiciones de clubs, lo cual arrastraría más gente y más pasión. Sería también más justo", argumenta. Ha conocido a muchos ciclistas pero para él el más grande ha sido un belga. "El que más me ha impresionado ha sido Merckx, pero la mayor admiración la he profesado por Miguel Poblet. Era capaz de todo", recuerda.