Con solo 8 años pisó su primera pista de patinaje en el Stadium Casablanca. Desde aquel 1994, Fernando Casanova quedó tan fascinado de aquellas botas sobre ruedas que calzaban los niños de su edad que trató de hacerse con unas similares. "Todas las tardes observaba a los alumnos de la escuela de patinaje con detenimiento y admiración hasta que conseguí que mi hermano me regalara los patines que tenía en casa", comenta el deportista.

El joven y soñador Casanova se inició en el patinaje copiando los movimientos de aquellos niños inexpertos. Pasado un año, abandonó la natación, y se sumó a ese equipo de patinadores. Durante 19 años lo ha frecuentado todos los días, hasta hoy. Tras meditarlo desde hace varios años, el joven aragonés, de solo 28 años, decidió retirarse del deporte de sus amores después de terminar en la duodécima posición su primer Campeonato del Mundo, celebrado este pasado fin de semana en Reus.

En toda su carrera deportiva destaca su participación en el Campeonato de Europa en el 2013 y 2014, en el que obtuvo la cuarta y quinta plaza. El subcampeón de España sénior también se llevó a casa una medalla de bronce y dos de plata en diferentes Nacionales (2012, 2013 y 2014).

Casanova recuerda con nostalgia la primera vez que fue a un torneo internacional, la Copa de Europa del año 2004. " Lo hice bastante mal y quedé en mala posición, pero me sentí contento y satisfecho conmigo mismo", manifiesta. El aragonés cree firmemente que una retirada a tiempo siempre es una victoria.

Según explica, su decisión de dejar el equipo estuvo impulsada por sus "pesados" 28 años. Se veía más mayor y menos habilidoso que el resto de sus compañeros, de entre 17 y 21 años. "Aunque aún soy joven, en este deporte hay pocos como yo", expresa. Su mayor miedo radicaba en "no estar a la altura de las competiciones" porque los patinadores que han ascendido a su categoría son más jóvenes y se mueven con mayor destreza sobre la pista. "Yo ni siquiera me veo capaz de participar en el 2015 en el Mundial de Colombia y prefiero retirarme estando feliz, que no tras un fracaso", comenta. Perseverante y realista. Así se define el patinador, que terminó su lucha sobre ruedas en el campeonato mundial de Reus al no obtener todos los resultados deseados.

El patinaje es su vida y nunca lo abandonará por completo. Desde que optó por no competir en esta modalidad, cada día siente la necesidad de desplazarse sobre ruedas. "Para mí es un alivio no tener la obligación de entrenar todos los días de la semana y el sacrificio que ello conlleva", añade. El subcampeón de patinaje deja el deporte en la modalidad profesional, pero no como aficionado. De hecho, lo seguirá practicando siempre que pueda. "Nunca dejaré de ponerme los patines. Ahora mismo llevo dos clubs de niños y seguiré dedicándole tiempo, pero no como el que empleaba antes", menciona.

Este deporte le cambió la vida por completo. Le obligó a abandonar algunos trabajos como el de cámara en Aragón Televisión. Le exigió dejar de lado algunas cosas por insuficiencia de tiempo. El patinaje fue su mejor maestro. Le enseñó a blindarse emocionalmente tras cada caída sobre la pista y le regaló la satisfacción individual y las buenas amistades que hoy en día conserva.