Dos deseos puede tener el zaragocista. El primero, que el Lugo no gane hoy y confirme su hundimiento. El segundo, que esta temporada tan terrible acabe cuanto antes y sin tragedia del letal descenso a Segunda B, aunque es evidente que a este triste Zaragoza le va a salvar más la flojera de sus rivales que sus propios méritos. El Deportivo se llevó los tres puntos de La Romareda haciendo lo justo y aprovechando la debilidad de un equipo que es muy poco eficaz arriba y que siempre comete errores atrás. Y ese guion tan manido, tan repetido, se volvió a dar para hastío de cualquier zaragocista. Sí, la vida sigue igual.

Fue un partido de perfil bajo de los dos rivales, con muchos errores en la zona ofensiva y con poco fútbol. Cuando mejor estaba el Zaragoza, cuando más sensación de peligro daba, cuando Álvaro había desperdiciado una ocasión inmejorable, llegó el fallo en el marcaje de Nieto para que Expósito, el mejor del Deportivo, asistiera a Pedro, recién salido, abroncado y ejecutor de su exequipo, que ha ganado en los últimos tiempos al Lugo, al Elche, al Nástic o al Córdoba, además del triunfo administrativo ante el Reus. Es decir, le da para ganar a los de su Liga. Cuando el enemigo tiene algo más de vuelo, a poco que lo muestre, y el Deportivo apenas lo enseñó, le supera. Lo dicho, la vida sigue igual.

Cabe desear que no siga a peor rezando para que este mediodía al Lugo no se le ocurra ganar al Almería. Si eso pasa, la magnitud de este nuevo tropiezo casero (siete derrotas en este curso de hastío local) será mucho mayor teniendo en cuenta que quedan solo 5 partidos y ahora aguarda el lanzado Extremadura.

Anunció Víctor un equipo valiente y propuso esa idea sobre el césped, con Papu y Álvaro en las bandas y Biel de enganche con Marc Gual, mientras Zapater, la otra novedad junto al georgiano, hacía dupla con Eguaras. El Zaragoza, ante un Deportivo que le dejó la iniciativa, se lanzó a por el rival, pero con fuego de artificio más que real. Biel, Nieto, Álvaro y Gual probaron con poca fortuna el disparo en el arranque.

Con todo, el Zaragoza se pudo adelantar en una jugada mal ejecutada por Álvaro, con un pase flojo, tras un buen envío de Eguaras. El Lobo, acostado de nuevo en la banda, no tuvo su día.

Poco a poco, el Deportivo se fue haciendo con el timón del partido, con Bergantiños y Expósito dominando la medular y con Carlos y Borja Valle generando inquietud arriba. Verdasca tapó bien un remate de Borja Valle y Cristian no atrapó un centro de Quique antes de que la insistencia de Carlos Fernández ante Delmás y Zapater acabara en un peligroso remate que se marchó desviado por poco de Borja Valle.

Con esa ocasión se llegó al descanso de un partido más de bostezo que de otra cosa. En la calculadora zaragocista el empate no era malo siempre mirando a Lugo y desde luego su fútbol, lento y previsible en zonas de ataque salvo en las acciones de Pep Biel y en la brega sin premio de Gual, no daba para mucho más. Tampoco el del Deportivo, en teoría más exigido que el Zaragoza en la victoria. Eso, en teoría.

La segunda parte mantuvo las constantes. Víctor reforzó la medular con la entrada de Guti en la banda derecha por un Papu inofensivo y con el paso adelante de Zapater para que el sistema fuera un 4-1-4-1. Buscaba dominar la sala de máquinas y lo cierto es que el Zaragoza mejoró y que ni notó negativamente la salida por lesión de Eguaras tras un golpe en la espalda de Carlos Fernández.

Con Javi Ros como timón y con un Deportivo empequeñecido y al que la entrada de Nahuel tampoco mejoró, el Zaragoza mereció marcar. Biel, tras una arrancada de Álvaro, le regaló medio gol a Guti, cuyo disparo se fue por un pelo, pero la mejor ocasión llegó después. Nació en la enésima arrancada de Biel, cuyo tiro lo despejó Dani Giménez y Gual, lleno de fe todo el partido pero sin el acierto de Córdoba, se encontró con una gran parada del meta en su remate escorado. El balón le cayó a Álvaro y en lugar de disparar con todo a favor intentó el pase a Zapater que desvió Marí. Vivir para ver...

EL ENÉSIMO REGALO

Entonces, quedaba el regalo atrás, la concesión, para que nada cambiase. Y llegó. La hizo Nieto, que se olvidó de Pedro para que el Deportivo marcase en su único remate a puerta. No necesitó más. Un fallo de despeje de Cristian no lo aprovechó Nahuel y Pombo, revolucionado y sin tino, fue la última bala de Víctor para pasar a un 4-4-2. Gual tuvo el empate en un buen pase de Biel, pero el Zaragoza volvió a mandar al limbo una ocasión. La temporada entera la ha mandado al limbo. Esperemos que no al infierno, aunque para eso hoy toca mirar a Lugo.