En el ya más anómalo Abierto de tenis de Estados Unidos, un torneo como todo marcado por el coronavirus, lo más inesperado sucedió el domingo. Novak Djokovic, número uno del mundo, favorito indiscutible para hacerse con un título neoyorquino por el que este año no pelean ni Rafael Nadal ni Roger Federer, fue descalificado tras dar un pelotazo no intencionado a una juez de línea en un momento de frustración después de que Pablo Carreño Busta se colocara 6-5 en el primer set de su partido de octavos de final.

Fue, quizá, el peor error no forzado de la carrera de Nole, y uno que el serbio, que luego se confesó en un mensaje en instagram “triste”, “vacío” y “extremadamente arrepentido”, pagará caro. No solo porque la Asociación de Tenis de EEUU anunciara que le deja sin los 250.000 dólares que le corresponderían por haber alcanzado la cuarta ronda y le impondrá otras multas, sino porque con esa pelota de rabia se evaporó la posibilidad de conquistar a los 33 años en Flushing Meadows su decimoctavo grande, el que le habría puesto solo a uno de los actuales 19 de Nadal y a dos del récord de 20 de Federer.

Su sorprendente adiós asegura, además, que por primera vez desde 2014, cuando Marin Cilic ganó en la pista del estadio Arthur Ashe ahora vacío de espectadores, un nuevo nombre se sumará a la lista de ganadores de grandes que han dominado abrumadoramente durante tres lustros el suizo, el español y el serbio. Los favoritos ahora son Dominic Thiem, Daniil Medvedev y Alexander Zverev.

Frustración

Djokovic había acumulado frustración conforme avanzaba el set ante el juego y la resistencia de Carreño, que ahora se medirá en cuartos a Denis Shapovalov. Primero desaprovechó tres bolas de set cuando servía el asturiano. Y cuando perdió su servicio dando la ventaja 6-5 a Carreño a los 40 minutos de juego, el número uno sacó una pelota de su bolsillo y, sin mirar, la tiró hacia la pared de fondo, donde golpeó en el cuello a una juez de línea, que inmediatamente cayó al suelo entre muestras de dolor. Djokovic se percató inmediatamente y con gesto preocupado acudió al lado de la mujer, que salió por su propio pie de la pista pero visiblemente afectada y tuvo que ser atendida por un médico del torneo.

Llegaron después más de 10 minutos de conversación en la pista con Soeren Frieme, el árbitro del torneo, el supervisor de Grand Slam y la juez de silla pero, pese a que estaba claro que no hubo intención por parte de Djokovic, también lo estuvo que violó las reglas de Grand Slam que que prohíben, entre otras cosas, “golpear una pelota con desconsideración negligente de las consecuencias”y se dictaminó su descalificación.

“Dado que golpeó (la pelota) con enfado e imprudencia y que la jueza de línea estaba claramente lastimada y con dolor tenía que ser descalificado”, le dijo Friemel luego a ‘The New York Times’. “Todos estamos de acuerdo en que no lo hizo a propósito, pero le golpeó y la lastimó”, añadió el árbitro, que explicó la larga conversación en la pista por la trascendencia de lo que se decidía. “Descalificar a un jugador en un Grand Slam es una decisión muy importante, muy dura; necesitas hacerlo bien”. Aunque hay antecedentes, nunca había sucedido con un número uno en un grande.

El mensaje de Nole

Djokovic se marchó de Flushing Meadows sin comparecer ante la prensa (una obligación cuyo incumplimiento puede ser multado con hasta 20.000 dólares) pero horas después colgó en Instagram el compungido mensaje en el que declaró haber quedado “triste y vacío” por todo lo sucedido.