La Gala del Deporte de la DGA elegirá esta tarde (a partir de las 19.30 en el Auditorio) a los mejores deportistas masculino y femenino de la temporada. Será una ceremonia con un diseño más modesto en las formas que en las seis ediciones anteriores, con el objetivo de fondo de que el auténtico epicentro de la fiesta sean los protagonistas. En esta cita habrá un momento especial para un hombre especial. José Luis Violeta será nombrado Deportista Legendario . Un magnífico detalle para uno de los Magníficos del Real Zaragoza, toda una leyenda.

--Va a ser usted una leyenda.--Suena un poco a antiguo. Yo, la verdad, no me encuentro tan mayor. Juego al golf y acabó de conseguir un premio en Los Lagos.

--¿Por qué a los exfutbolistas y a los entrenadores les da tan fuerte con el golf?--Es muy entretenido. Al principio pensaba que este tipo de juego no me iba a gustar, pero me arrepiento de no haber empezado antes. Es increíble lo bonito que es porque no luchas contra nadie. Tú eres tu enemigo. Hay que pensar los golpes, las distancias...

--Ya, pero el premio se lo dan por haber sido un gran futbolista.--Supone un honor este reconocimiento de mi tierra. Es una alegría y lo recibiré con agradecimiento porque no sólo han reconocido mis valores como deportista, sino también mi forma de ser, mi entrega a esta tierra que tanto quiero y la dedicación de una vida entera a un club como el Real Zaragoza.

--Usted es un personaje entrañable, respetado. Una referencia. La memoria de Aragón le tiene en sus páginas de oro.--Quizá porque muchos recuerden todavía que me puede ir al Real Madrid y fui fiel al Real Zaragoza porque me necesitaba. La gente no olvida esos detalles.

--¿Ha preparado algún discurso para la ocasión?--Una pequeña cosita con la ayuda de mi familia y un amigo. Con esas palabras quiero expresar lo que siento. A los 14 años tuve que dejar el colegio y sé que lo que escriba estará redactado más con el corazón que con otra cosa, pero quiero que sea algo mío. Dedicaré este homenaje a todos los deportistas aragoneses y especialmente para esa afición que todavía se acuerda de mí y no deja de darme su cariño. Por supuesto no me olvidaré de mis compañeros ni de mis rivales, que también fueron amigos con el tiempo. Hay un apartado especial para Yarza y para mí maestro Carlos Lapetra porque desgraciadamente ya no están con nosotros. Con ellos viví la etapa más importante en la historia del Zaragoza, la de los Magníficos .

Magníficos

--¿Qué piensa cuando escucha que hubo tiempos y fútbol mejores como, por ejemplo, con la Recopa?--Había un gran equipo y respeto las opiniones, pero sólo hay que remitirse a los datos: cuatro finales consecutivas de Copa jugadas y dos ganadas; una Copa de Ferias; un trofeo Carranza cuando era el Carranza de verdad... Me quedo con mi época, y no por añoranza, sino porque los números y el prestigio internacional que alcanzamos están ahí.

--Cómo hemos cambiado...--Sí, mucho. Alfredo di Stéfano nos cambio a todos la forma de entender el fútbol. De él aprendimos todos. Nos contagió su filosofía. Si metía dos goles, quería marcar tres, y si podían ser cinco, mucho mejor..

--Di Stéfano fue la revolución para el fútbol español, y Violeta, ¿qué supuso para el Zaragoza?--Un jugador honesto que ama su tierra. Había estado en la selección con Amancio, Pirri y Velázquez, y, cuando descendimos, el presidente me dijo que el Madrid me quería. Entraba Zalba y le pregunté si me necesitaban. Dijo que sí. Aquí sigo.

--Ya no quedan futbolistas como usted, comprometidos con un club hasta la médula.--Los tiempos han cambiado. Eramos críos, niños, y teníamos que llegar por nosotros mismos. Ahora hay mucha gente pendiente del negocio, y me parece bien que el futbolista tenga sus asesores. Por eso hay tantos cambios de equipo, porque hay dinero.

--Y algunos lo gastan a lo grande. Las juergas están de moda.--Eso siempre ha ocurrido, pero sólo sale a la luz cuando las cosas van mal. Los futbolistas no somos cartujos, sino seres humanos.

--Usted tendrá su fiesta esta noche, y no estará solo.--La disfrutaré con mi familia, casi una veintena, y con mi mujer Adela, con la que llevó 40 años casados. Yo tenía 18 años cuando la conocí y ella, 16. Ahora tengo 63.

--Esa fidelidad sí que merece un trofeo.--El de las Bodas de Oro. Dentro de poco, de diez años.