Se acabaron las pamplinas. Se marchó Raúl Agné, su agrio discurso, su juego equivocado. Llegó César Láinez para abrirle las puertas a la verdad de otro fútbol. Esta vez sí creyeron los jugadores en su técnico, esta vez sí dieron la cara por el hombre noble, por uno de la casa, por uno de los suyos, por un tipo preparado y constante que supo sacar adelante algunos desafíos que pusieron su vida contra las cuerdas. Decidió el exportero hacer una revolución táctica, de nombres y estructuras. Le bastó para liquidar al Elche, un gallito que ayer se anunciaba dispuesto a pelear por el ascenso, que hoy suma solo un punto más que el equipo aragonés.

El Zaragoza, quién lo iba a decir, ganó el partido en los mejores 45 minutos de la temporada. Se fue al descanso sabiendo que en el nuevo plan hay mucha verdad, que funciona. Se atrevió Láinez, valiente como pocos, a transformar el equipo de punta a cabo, con determinación y alteraciones que a algunos les resultaron osadas. No lo fueron. Funcionó estupendamente Pombo, muy bien Ratón, bien Isaac y Edu Bedia. Más allá, el equipo, por fin, fue un equipo hasta caer exhausto.

Dirán que el Zaragoza se desvaneció en la segunda parte, que concedió demasiado. Esa verdad tiene matices y razones. La primera es que en este fútbol de pobres no existen los milagros, si es que lo de ayer no lo fue. Habría que calificar como poco de fenómeno asombroso el hecho de que el ridículo conjunto de la semana anterior, el del sonrojo ante el filial del Sevilla, fuese capaz de ganar 0-3 fuera de casa. Que lo hiciera, además, ahorrándose un tiempo entero, resultaría inexplicable de no mediar el atrevimiento del nuevo entrenador. No le da, claro está, para fenómenos paranormales como sostener un nivel altísimo durante 90 minutos.

La segunda razón entiende de condiciones, sobre todo la física. Es habitual desde hace semanas ver al Zaragoza derrumbarse en la media hora final. Ayer fueron desplomándose peones con diferentes urgencias. Cayeron tres en cambios obligatorios, había más pidiendo oxígeno para sus músculos. El equipo no fue el mismo de la primera parte, pero tenía ventaja suficiente. Ni siquiera el Elche llegó a pensar que su empuje podía transformarse en verdad.

Sabe Láinez como todos que el equipo está para pocas fiestas. Si se acaba el encuentro en el intermedio, bien; o en el 50, o en el 60. En el 30 mejor. Lo que quieran, el caso es ahorrar combustible. No hay gasolina en los depósitos de unos futbolistas extrañamente vaciados desde hace semanas. Como el año pasado, el anterior, el otro... En fin, eso da para una historia que se repite y con la que tendrá que combatir Láinez, que ha transmitido a su Zaragoza frescura mental y física, además de capacidad.

No le tembló el pulso al entrenador. Premio para el más valiente por guiar la revolución. Cambió el portero, bien convencido de que el momento de Ratón ha vuelto; modificó el estilo hacia un 4-1-4-1 algo más natural, bien parecido a lo que Luis Milla entendió al principio, con Zapater echando el ancla, con Javi Ros y Edu Bedia más cerca de todo el fútbol, del bonito y del gris; se atrevió, además, con Pombo, a quien el destino regaló el gol que mereció su partido, su descaro, su chispa. Hay un futbolista ahí dentro... si él quiere.

La progresión del Zaragoza, no obstante, pasaba y pasará por los conceptos colectivos, donde se apreció una evolución indiscutible. Se juntaron las líneas, se creyó en el efecto de los repliegues intensos, de las faltas rápidas, de la presión en determinadas zonas. Volvió el balón a buenos ratos, con más alternativas en los circuitos de pases en el centro del campo, con más ofrecimientos, con más tranquilidad sobre todo. Más sencillez, mayor precición, paciencia. Pareció tan sencillo ayer, tanto como el posicionamiento del equipo, esas posiciones escalonadas que facilitaron el camino hacia el peligro. Se vio, en todo, un grupo más solidario, que entendió el fútbol que les propuso su entrenador. Eso es actitud, rectitud y responsabilidad, queda dicho. Bienvenidas sean todas, también la suerte. Y que viva la revolución.