El Real Zaragoza tenía que ganar al Córdoba para no meterse en más apuros en la tabla y lo hizo. Con toneladas de sufrimiento, viviendo en el filo y sin saber cerrar el partido ante un enemigo muy flojo en defensa. Esos tres puntos, vitales y de oro puro, son la mejor conclusión para un Zaragoza que anda justo, que tiene poca consistencia, escasa fiabilidad y demasiada desconfianza y al que, sobre todo, no le alcanza para lograr un mínimo de regularidad en el juego. Con todos esos defectos, ganó gracias a un gol de Pombo, el mejor sobre el césped junto a Cristian Álvarez, de nuevo salvador al detener un penalti en el tramo final.

Esa parada del meta, como en Gijón, no tapó la sensación de debilidad atrás, con el equipo muy echado hacia su portería y dejando que el Córdoba maniobrara a sus anchas y generara todos los temores a una Romareda que lanzó un sonoro suspiro de alivio cuando Sagués Oscoz pitó el final. Entre la fría noche y el sufrimiento, la grada no veía la hora de un final de partido que dejó los tres puntos en casa, donde se ha constatado una mejoría en este 2018, con dos triunfos y un empate y siete puntos de nueve. Algo es algo. Y también poner tierra de por medio con el descenso, alejándose mucho de un Córdoba que va a necesitar un milagro para evitar irse a Segunda B.

La victoria deja, a la espera de lo que haga el Barça B ante el Granada hoy, el descenso a seis puntos y trae calma. A ver si eso se traduce en mejor fútbol, porque el Zaragoza, con el rombo en la medular y con Zapater ocupando de nuevo el sitio de Guti, al igual que en Los Cármenes, salió muy frío al comienzo del choque. Sin capacidad para gobernar el encuentro, los de Natxo González no se sentían cómodos, sobre todo porque Eguaras apenas aparecía, algo que ya se mantuvo durante todo el partido.

Una primera pared entre Pombo y Febas, que también mejoró su versión, trajo el aviso de Borja, que ya empezaba a mostrar síntomas de que sigue alejado de sus musas. Sin embargo, el Zaragoza hizo gol nada más que se lo propuso. Sacó una falta rápido, cortó mal la endeble zaga cordobesista y Zapater regaló un magnífico pase de gol a Pombo, que definió con la soltura de los genios. El canterano, como ante el Tenerife, fue la clave. Ha vuelto para quedarse y para ser decisivo, una alegría inmensa.

El gol no trajo calma y reposo al Zaragoza, que se mantuvo impreciso e inconstante y que permitía que el Córdoba tocara con demasiada tranquilidad. Javi Galán tuvo una buena ocasión, mientras el Córdoba, con la lesión de Edu Ramos, retocaba el equipo pasando a Fernández al lateral izquierdo y adelantando al propio Galán, lo que fue una mala noticia para Benito, siempre blando y superado en defensa.

Una llegada de Febas, muy activo y conductor con el balón, propició el remate de Javi Ros que acabó en la mano de Joao Alfonso. El penalti debía ser la sentencia, pero Kieszek le adivinó la intención a Borja, que falló su segunda pena máxima consecutiva. Definitivamente, anda lejos de su mejor confianza y de nuevo se le vio desquiciado.

CRISTIAN, DECISIVO / La primera parte acabó con una gran parada en dos tiempos de Cristian Álvarez a disparo de Jovanovic y con otro intento de Pombo tras contra de Febas que despejó Kieszek. También se llegó al descanso con la sensación que el partido estaba muy abierto, al margen de ser un encuentro lleno de imprecisiones y dudas de los dos equipos.

Salió mejor el Zaragoza tras el descanso. Apareció con más regularidad Febas y Zapater abarcó más campo, llegando también con peligro al área rival. El ejeano, a pase de Borja ya vivió cerca del gol, pero sobre todo en un centro de Benito donde remató y se encontró con la intervención salvadora del portero cordobesista. El Zaragoza era mejor en los minutos iniciales de la segunda parte y aún sumó otra llegada Zapater a pase de Febas que acabó en córner. Grippo, en un saque de esquina, y Javi Ros también se acercaron al gol, pero el paso de los minutos trajo las dudas y los nervios del Zaragoza.

Las entradas de Alejandro Alfaro y, sobre todo, de Markovic trajeron un Córdoba más incisivo y Lasure ya sufría con Jovanovic. Un penalti del canterano hizo sobrevolar la tragedia, pero Cristian Álvarez salvó con su parada a Alfaro el triunfo, aunque a La Romareda aún le restó un tramo final agónico, donde Natxo cambió el dibujo con la entrada del debutante Jesús Alfaro primero y de Vinícius después. Dos intentos de Markovic llevaron el pánico a la grada, pero el Zaragoza logró sellar el triunfo. Está para muy poquito, para alejarse del descenso y poco más, aunque sea bailando sobre el filo de la navaja.