Después de haber hecho lo nunca visto, reducir los gastos de la SAD en casi 20 millones de euros en unos pocos meses con el coste de impopularidad consiguiente, de haber tenido que salir a competir con un equipo construido con retales, muchos de los cuales fueron mal elegidos, al estar comprometida más de la mitad de la partida para la plantilla con contratos elevados en vigor (Abraham, Álvaro, Leo Franco, Luis García...) y fichajes a precio de lujo (Herrera, Barkero...), el Real Zaragoza se ha presentado en abril tieso como la mojama.

Tras semejante recorte, la SAD no pudo hacer frente a la primera parte de las fichas de la plantilla en diciembre ni parece estar en disposición de pagar la segunda en junio. De aquí al 1 de julio, el club necesita 5 millones para obligaciones pendientes. Nadie sabe de donde saldrán, si salen. Aparte seguirán quedando los 113 millones de deuda reconocida, cifra ya engordada tras el concurso, con el abono del convenio cuando toque. Por si fuera poco, ahora aparecen los 300.000 que podrían ser de Rochina... Este es el muerto viviente en el que Agapito ha convertido el Zaragoza. Y no este año. No, no. Esto es mucho más viejo.