Y el CAI Zaragoza salió vivo del infierno. En un ejercicio de madurez como equipo, sobreponiéndose a la enorme presión del pabellón y al golpe moral que supuso perder el primer partido, el CAI empató la eliminatoria (1-1) gracias a la eficacia defensiva de la segunda parte y a la enorme brillantez en ataque de Otis Hill, que estuvo esplendoroso, y de Diego Ciorciari, que dio una gran muestra de carácter y se echó el equipo a las espaldas tras una primera parte dubitativa. Con los cuartos de final empatados, el próximo encuentro se jugará en el Príncipe Felipe el viernes (21.00 horas).

Después de 20 minutos de tira y afloja , de alternativas en el marcador y de un juego impreciso, el CAI regresó del descanso con el firme convencimiento de que el triunfo pasaba por elevar el nivel defensivo (el Plasencia hizo 48 puntos en la primera parte). Y bien que lo hizo. En los dos últimos cuartos, el conjunto de Dani García vio cómo el aro se encojía y sólo anotó 32 puntos.

A ese rigor defensivo, el equipo aragonés añadió una frescura en ataque enorme por el estado de gracia de las muñecas de Otis Hill y de Ciorciari. El americano, que sólo pudo jugar 17 minutos en el primer partido firmando ocho puntos, se desquitó con una lección de recursos cerca del aro que lo llevaron a convertir 24 puntos con un 70% de efectividad. A su lado, como capitán de la nave, Ciorciari elevó su figura en el momento determinante por encima de la de Gianella y de Sala. Diego hizo 20 puntos, la mayoría de ellos decisivos.

LOS PROBLEMAS El partido fue equilibrado durante 30 minutos. En ese tiempo, el CAI pasó penurias por el extraordinario rendimiento de Gianella (autor de 31 puntos), un jugador de otra esfera, con unos recursos ilimitados. El Plasencia se avanzó por 48-37 a poco del descanso y amenazó el partido.

Pero no consiguió matarlo porque la conjura del CAI tras el descanso tuvo su efecto. Sin la parcialidad arbitral del primer encuentro (ayer los aragoneses lanzaron 22 tiros libres y el Plasencia, 25), todo fue más sencillo. O, al menos, posible.

Al final, el equipo extremeño se quedó sin soluciones cuando el CAI consiguió anular a Gianella, que acabó con unos números extraordinarios: 31 puntos con un 84% en tiros de campo, tres rebotes, tres asistencias y once faltas recibidas para una valoración de 41. Todo ello quedó minimizado por el tándem Otis Hill-Diego Ciorciari, a los que el CAI se agarró para mantenerse vivo en la eliminatoria.

Los dos fueron los jugadores que la afición espera: determinantes en ataque. Como perfectos complementos del binomio, emergieron las figuras de Esmorís, los triples de Doblado y Oscar González, autores todos ellos de nueve puntos.

¿Y Rocky Walls? El sustituto de Earl mejoró su actuación del viernes, Julbe le dio 35 minutos y él respondió con 12 rebotes, mucha pelea y ocho puntos bien seleccionados. Su trabajo sucio también será vital desde el próximo viernes.