Más rápidos y seguros. Así son los actuales monoplazas de F-1. Bólidos que alcanzan con facilidad los 340 km/h y que soportan impresionantes impactos contra los muros o resisten acrobáticas volteretas como la protagonizada ayer por el Renault del italiano Jarno Trulli, el único piloto que le ha arrebatado este año una victoria a Michael Schumacher, que lleva 10 de 11 porque el hombre de Renault le derrotó en Montecarlo.

Faltaban aún 20 de las 60 vueltas del GP de Inglaterra. Es decir, un tercio de carrera. Y Trulli marchaba en séptima posición, justo detrás del McLaren-Mercedes del británico David Coulthard, que no parecía funcionar tan bien como el de su compañero Kimi Raikkonen, que continuaba a rebufo de Schumi . Justo detrás de Trulli marchaba el español Fernando Alonso, que no lo tenía en su campo de visión.

Trulli afrontaba, en ese momento, una zona muy rápida del circuito en la que, habitualmente, se alcanzaban los 260 kilómetros por hora. De pronto, el coche giró sobre sí mismo y el italiano perdió su control, estrellándose contra el muro de neumáticos de esa zona, regresando a la pista, girando de nuevo sobre sí mismo, haciendo dos trompos, y volando lateralmente, dando una voltereta.

La fibra de carbono

El arco de seguridad instalado tras la cabeza del piloto y la dureza, la gran dureza, del cockpit construido en fibra de carbono, salvó a Trulli, que salió del coche por su propio pie al tener la suerte de que su monoplaza quedó boca arriba.

El hecho de que Trulli, cuarto clasificado del Mundial de pilotos con 46 puntos --13 más que su compañero Fernando Alonso, quinto, y 54 menos que el hexacampeón del mundo, Michael Schumacher--, diera señales de estar bien, permitió que el miedo se transformase, de inmediato, en serenidad. La presencia de un doctor en esa zona del trazado permitió que el galeno acudiese raudo a socorrer al italiano y, entre ambos, tranquilizaron a todo el mundo con sus gestos.

El coche, que quedó muy dañado, casi destrozado, con dos ruedas arrancadas de cuajo, el motor machacado, sin alerones, pero con el armazón intacto, será examinado hoy en la factoría Renault F-1 Team de Enstone, cerca de Oxford.

"Mi impresión es que se ha roto la suspensión trasera", dijo Trulli tras elogiar la construcción de su monoplaza. "Es evidente que pilotamos coches muy seguros. Este accidente así lo demuestra".

"Todo ha ocurrido muy rápido", añadió el italiano. "En un primer instante, he tratado de controlar el coche pero, cuando he visto que era imposible, he preferido protegerme, soltar las manos del volante y cuidar de mi cabeza", desglosó ya con tranquilidad.

Segundos después, Fernando Alonso entró en su boxe para cambiar ruedas y repostar aprovechando la presencia del coche de seguridad en la pista por el aparatoso accidente. Antes de arrancar, se preocupó de su compañero de escudería y preguntó por radio cómo se encontraba. En ese instante, Jarno Trulli seguía en el hospital del circuito en observación, pero estaba bien, muy bien.