La afición tiene muchas maneras de alzar la voz, unas más lícitas que otras y con diferentes niveles de repercusión. La situación del Real Zaragoza a nivel institucional y deportivo es alarmante, una de los peores (si no la peor) de la historia de un equipo glorioso que, los más añejos, han visto pasear su nombre por Europa y ganar títulos. Al final, podría decirse que todo se reduce a si la pelotita entra o no en la portería, pero salvo en contadas excepciones, lo que sucede sobre el césped es el fiel reflejo de un club al completo. Ahora, llega el turno para que diversas peñas del Real Zaragoza tengan su hueco en estas líneas para hablar sobre su equipo, opinar y visibilizar sus pensamientos, tanto cuando el viento sopla a favor como en contra. La primera en sincerarse, la Peña Zaragocista de La Almozara.

Varios son los motivos que los animosos seguidores del barrio zaragozano esgrimieron ayer en la sede de su peña, el restaurante La Cantera, comenzando por la base de la pirámide, los jugadores y el entrenador. Para Emilio Aguilar, uno de los socios más veteranos del club, el problema principal no es la falta de calidad de los futbolistas, sino que «no hay motivación». «Los primeros que no creen son los jugadores y alguien tendrá que motivarles», añade. Ismael Tornos, presidente de la peña, considera que «les falta carácter». Entre el barullo reinante sobre la mesa se intuye el nombre de la persona sobre el que recae dicha tarea: Agné.

Ni Agné, ni Juliá

La confianza en el entrenador del Real Zaragoza está agotada entre los miembros de la peña. «En Agné tengo nula confianza porque hace cambios inverosímiles y los jugadores no confían en él», comenta Alfonso Lapieza. Luis Lezcano va más allá y asegura que «a los jugadores nadie les motiva» y el técnico se ha «autoexcluido» tras afirmar que su posible destitución «le importa un bledo», por lo que no es el entrenador indicado para guiar la nave zaragocista. ¿El motivo? «Agné sabe que tiene la guillotina en el cuello y que haga lo que haga le van a echar», comenta Arturo Mora. Además, todos coinciden en que no fue una decisión acertada la de mantener a Irureta en la portería fruto de sus continuos errores.

Por encima de ellos emerge la figura del director deportivo. Para Raúl González, «Juliá en el Barcelona no hizo nada y fichó muy mal junto a Zubizarreta y aquí ha traído a Bagnack por ejemplo». Además, el mismo Raúl añade a la lista negra de fichajes a Casado o Irureta, quienes «han hecho perder demasiados puntos». Lapieza apuntilla que «Juliá tenía un mercado muy limitado. Lalo me gusta, pero que nadie piense que va a obrar un milagro».

Un peldaño más arriba está el director general del club, Luis Carlos Cuartero, y el principal foco de las críticas de los aficionados. «Te puedes equivocar un año, pero no cuatro seguidos», asegura el presidente. En la misma línea opina Lapieza: «A nivel económico, a la Fundación le pongo un diez, pero a nivel deportivo un cero. Tiene que haber dentro gente que sepa de fútbol». Según Lezcano, lo más destacado es el trabajo realizado por Fernando Rodrigo a nivel económico, «un señor que sabe de qué va la película», pero por otro lado, «están los mismos que ya estaban en la época de Agapito», en alusión a Cuartero o Checa.

La afición es la que sufre

Al final, los aficionados son los más perjudicados. De hecho, el pesimismo es tal que no ven posible que el conjunto aragonés pueda ascender a Primera a través del playoff. Para Mora y Lapiedra, el objetivo es la salvación, pero Lezcano asegura que «si el Real Zaragoza se mete en la promoción, asciende».

El que más sufre es el seguidor acérrimo de un equipo, sea cual sea, e Ismael Tornos lo define de manera muy clara: «Para nosotros es más que un club de fútbol. Llevamos diez años muy malos y sobrevivimos los que estamos a muerte con el equipo». Para Emilio Aguilar, «la masa social es al final la que sufre y es lo más fuerte que tiene el Real Zaragoza. Todos los años llega y da igual la situación, siempre se saca su carnet de socio».