La pretemporada no es el escenario adecuado para conocer la fisonomía de los equipos. Siempre fue terreno pantanoso para sacar conclusiones. Se trabaja para la puesta a punto y los resultados, para regocijo o depresión de la hinchada, los carga de mentiras el diablo. Sin embargo, en el fondo de las duras concentraciones y los amistosos, quedan posos que animan a lectura de superficie y dejan ver alguna imagen de futuro. El Real Zaragoza no ha dicho gran cosa de sí mismo. Víctor Muñoz lo ha equipado físicamente para resistir lo que se le viene encima y, en ese aspecto, el conjunto aragonés tiene aspecto de chico fortachón que hará pasar malas tardes y noches a la mayoría de sus enemigos sean de alta cuna o de bajo presupuesto.La cuestión por descifrar es si, además de aguarle la fiesta al adversario, está capacitado para organizar su propio espectáculo, y desde esta sospecha se perciben más nubes que claros. De los cinco fichajes, sólo

Movilla tiene denominación de titular a la espera de que Oscar demuestre que puede congeniar en ataque con Villa. Aranzabal, Luis García y Javi Moreno van alimentar un banquillo que la temporada pasada destacó por su raquitismo.Como bloque se ha dado un paso adelante y la muchachada contará con un año más de experiencia en el frente después de perder la inocencia junto a al abismo del descenso. Pero, salvo por el descubrimiento de

Zapater, el crecimiento cualitativo ha sido limitado. El Real Zaragoza va a tener un motor fiable para devorar kilómetros, si bien se perciben en su estructura algunos viejos parches que continúan amenazándole con averías. Uno de ellos, el principal, es que el gol es propiedad exclusiva de Villa, y el otro, que un buen número de jugadores seguirán actuando fuera de su contexto natural ( Toledo, Cuartero, Ponzio, Galletti, Savio, Cani...) Unos para cubrir los déficits en los laterales, y otros para disimular la bancarrota de las bandas ofensivas. Demasiada gente expuesta a labores que no le corresponden.El aspecto del equipo es el de un coqueto y compacto avión de combate al que el constructor olvidó poner alas y misiles. Resulta poco probable que despegue en competición alguna, aunque puede ser divertida para la afición la velocidad que alcance este artefacto de vuelo rasante. Cualquier accidente, esta vez sí, está descartado porque a los mandos va Víctor y no el popular

Capitán Improvisación