La Vuelta Ciclista a Aragón se cerró el domingo en el Ampriu con un final espectacular y el triunfo in extremis de Jaime Rosón (Movistar). Fue la culminación a dos años de trabajo por parte de la Federación de Ciclismo y el departamento que dirige José Luis Soro en el Gobierno de Aragón, que logró de forma perfecta dos grandes objetivos: ofertar imágenes en directo de nuestra tierra a millones de espectadores de todo el mundo (Eurosport) y recuperar un bien abandonado del patrimonio deportivo aragonés con ochenta años de historia.

El Consejero de Vertebración del Territorio, José Luis Soro, siguió de cerca la prueba. Al final de la tercera etapa mostraba su satisfacción: «Hemos cumplido los objetivos que nos habíamos propuesto. La Federación de Ciclismo ha hecho un gran trabajo. Las tres etapas han tenido matices diferentes. Nuestros valores turísticos, desde el mudéjar de Teruel hasta la belleza del valle de Benasque, han sido vistos por más de 150 millones de espectadores gracias a la señal de Eurosport. El éxito ha sido posible por la combinación de un gran trabajo en equipo y con la ilusión que se ha puesto en recuperar la prueba. Ahora habrá que estudiar un futuro para la carrera en el que puedan entrar más empresas particulares y un adecuado encaje en el calendario deportivo de la UCI», señaló.

Luis Marquina, máximo responsable de la organización, respiró tranquilo tras la última etapa: «Han sido tres días de tensión. Creo que hemos cumplido sobradamente, pero ha habido situaciones que se deben reconducir. Vamos a estudiar tranquilamente, sin nervios y en conjunto el futuro de esta prueba que pertenece al deporte aragonés».

Desde el punto de vista deportivo, se vio una prueba abierta, competitiva, carente de todo bloqueo debido a la diversidad de equipos participantes, pertenecientes a tres categorías ciclistas profesionales y con una procedencia de diez países diferentes. La Vuelta estuvo enmarcada en un recorrido atractivo y diverso que daba margen a todos los especialistas: llaneadores, llegadores, escaladores y aventureros. Contó con la fortuna de tener en su inscripción a cuatro ciclistas aragoneses, algo insólito incluso en épocas anteriores. Los altoaragoneses Jorge Arcas, Fernando Barceló, Jaime Castrillo y Sergio Samitier aportaron un plus de conectividad de la carrera con numerosos aficionados que siguen con interés la trayectoria de sus prometedoras carreras deportivas. Ha sido un regreso triunfal del ciclismo profesional al deporte aragonés, sin estridencias, en un encaje perfecto que apenas necesita retoques para el futuro.

El presidente del equipo de comisarios en la carrera, Nicolas Le Tallec, con experiencia acumulada en el Tour de Francia, fue rotundo: «He quedado sorprendido por el nivel alcanzado por la organización, por el despliegue de medios y por la protección que se ha dado a los corredores. Esta carrera puede tener un magnífico futuro», señaló.

El ciclismo es un deporte muy complicado de organizar, pero un potente equipo de personas se han implicado en un proyecto de manifiesto interés para el deporte aragonés, que ha tenido apoyos a raudales: docenas de motos de control, un servicio de protección civil impecable, un listado casi infinito de voluntarios, municipios volcados con la carrera, y un público que acogió a los ciclistas con calor. Y por supuesto los motoristas de la Guardia Civil y de Seguridad, que se implicaron con gran profesionalidad.