Casi un año después, el deporte aragonés recobra el aliento. El de esos aficionados que, al fin, vuelven a casa. Atrás queda ese sucedáneo creado como consecuencia de una pandemia maldita que, quizá, conceda ahora cierta tregua. Vuelve el público a los recintos deportivos y eso es motivo de celebración por lo que significa y lo que supone. Quizá lo peor haya pasado ya, si bien ese implacable virus impone no bajar la guardia y extremas las precauciones. Pero, al menos, los recintos deportivos vuelven a albergar vida. No todos, ya que la puerta sigue cerrada en Primera y Segunda división y en la Liga ACB. Ni son todos los que están ni están todos los que son, porque las autoridades sanitarias restringen el aforo permitido al 30% y, además, el grueso de las competiciones aún no ha regresado, pero, tras casi un año de silencio, el deporte aragonés recupera el aliento. Y eso no es poca cosa.

El Enrique Porta, de Villanueva, el pabellón Los Planos de Teruel o el campo de fútbol de Los Olmos, en Binéfar, fueron los primeros escenarios de la comunidad que volvieron a contar, este sábado, con aficionados. «No han venido muchos, entre 150 y 200, porque mucha gente ya había hecho planes al haber anunciado que no iba a abrirse la puerta porque así creíamos que iba a ser, pero la DGA aclaró la orden y han venido los de verdad, los de siempre. Nuestra gente», presume José Luis Arcas, presidente del Binéfar. «Nos echábamos de menos. En Tercera, el fútbol sin público no tiene sentido y tenemos la confianza en que esto vaya hacia adelante y los socios puedan entrar hasta el final de la temporada ya que han pagado su abono».

Fue el retorno del aplauso, del grito de ánimo, del orgullo. «El fútbol es de la gente. Ha habido días muy tristes, con dos o tres personas que estábamos viendo un partido. Ha habido aplauso y ruido. El ambiente, el fútbol», añadía Arcas.

En el Enrique Porta, donde juega el Zaragoza CFF, también volvió la vida a un graderío huérfano durante mucho tiempo. «Ya teníamos ganas de volver. Ha sido demasiado», resumía uno de los incondicionales del equipo femenino presidido por Rubén Alcaine, escocido por el empate final del duelo ante el Barcelona. «Han venido más de cien personas y es difícil que vengan más hasta aquí ya que no hay tranvía ni autobús, pero la gente tenía muchas ganas de volver a acompañarnos y les estamos muy agradecidos», indicaba Alcaine.

Calor y color

El calor, como siempre, lo pusieron los peñistas, aliados eternos de su equipo y que llegaron al campo una hora antes del inicio del encuentro. Poco antes, la inconcreción del BOA les había envuelto en confusión y la mayoría tenía asumido que su regreso al asiento debía esperar, pero no fue así. «Parecía que las categorías nacionales estábamos abocadas a seguir sin público. Creo que el espíritu del BOA era que se abriera todo menos el fútbol profesional pero la realidad era que el texto no trasladaba eso. La dirección general de Deportes lo aclaró a tiempo y hemos podido volver a contar con nuestra gente», agradeció Alcaine.

El reencuentro estuvo presidido por las medidas de seguridad impuestas por la Administración. Distancia interpersonal, mascarillas y gel hidroalcohólico para ahuyentar al virus. «Cumplimos de sobras con todas esas medidas, así como con la del aforo permitido. Se trata de una vuelta segura que espero que ya no vuelva a tener marcha atrás», confía el dirigente, que, más allá de la «poco significativa» pérdida económica que supone en esta categoría la ausencia de público en la grada, subraya las consecuencias «anímicas» tanto en el aficionado como en el equipo como consecuencia de la separación. «Pero he visto a la gente más animada y espero que a partir de ahora todo vaya hacia adelante», exponía Alcaine. Poco antes, otro aficionado le había dicho algo que mantenía grabado a fuego. «Si ya estamos aquí es que lo peor ha pasado», Pues eso.

En Teruel, el reencuentro no fue del todo feliz. La derrota del equipo bajoaragonés ante el Melilla en la Superliga de voleibol aguó la fiesta, aunque esto solo el principio. «Les hemos echado mucho de menos. No es fácil vivir sin ellos, pero ya hemos dado el primer paso y ahora esperamos no volver atrás y que la actual situación se mantenga», exponía Carlos Ranera, presidente del Club Voleibol Teruel. «Muchos nos han mostrado su agradecimiento por estar haciendo todo lo posible, aunque esto es algo que no depende de nosotros, y otros nos han trasladado las ganas que tenían de volver a disfrutar con nosotros. Ha sido un reencuentro muy deseado por todos, aunque, lamentablemente, no hemos podido brindarles la victoria», añadía el dirigente turolense.

No hubo público todavía en la Ciudad Deportiva del Real Zaragoza, donde el equipo juvenil se midió al Olivar, ni el pabellón Siglo XXI debido a las dudas que ofrecía la orden emitida el jueves por la DGA, cuya aclaración, ya en la noche del viernes, llegó tarde para prepararlo todo. Hoy será el turno del Príncipe Felipe, donde 300 personas presenciarán en directo el partido del Casademont femenino ante el Avenida, y de numerosos campos de fútbol, como los del Ebro y el Tarazona, en Segunda B, o el Robres, en Tercera: «Ya era hora. Teníamos muchas ganas de volver a contar con nuestra gente. No es lógico que se permita público en un concierto y no para ver un partido de fútbol al aire libre con un 30% de aforo. La medida llega muy tarde porque para clubs tan pequeños como nosotros no contar con socios, entradas y tener el bar cerrado nos está suponiendo la ruina», expone Miguel Ángel Lacruz, presidente del club monegrino, que esta tarde, ante el Sariñena, podrá contar con sus 150 socios ya que San Blas cuenta con 611 localidades.

Todo está listo. Como lo estaba en verano, cuando existía la esperanza de poder abrir la puerta a la afición. «Hay más asientos que gente censada en el municipio. Y es que Robres es el pueblo más pequeño de España en contar con un equipo de fútbol en categoría nacional, y eso se consigue solo con el esfuerzo de todos y sacando la cartera, y haremos lo posible para continuar, aunque hacerlo sin ningún tipo de ingreso es inviable y habrá quien no pueda asumirlo. Nosotros trataremos de seguir dando guerra», asegura.